19 de diciembre de 2007

Dos libros en el año


Teatro Rioplatense. Cuerpo, palabra, imagen
El libro Teatro Rioplatense. Cuerpo, palabra, imagen fue presentado el 11 de setiembre de 2007 en el Foyer del Teatro Solís. Fue editado por el profesor e investigador Roger Mirza, acompañado de un consejo editor conformado por Hiber Conteris, Emilio Irigoyen y Gustavo Remedi. Reúne bajo el subtítulo: La escena contemporánea, una reflexión impostergable, los trabajos expuestos en el I Coloquio Nacional de Teatro realizado en el 2005 y organizado por el Departamento de Teoría y Metodología Literarias de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Universidad de la República).
La edición de este libro puso sobre la mesa nuevamente, tras el coloquio que le dio vida, la necesidad de generar más espacios de reflexión acerca del arte escénico rioplatense, así como promover una historiografía sostenida de la actividad. Es un excelente registro analítico del pasado y el presente teatral en Uruguay y Argentina, que da un primer paso firme hacia los fines propuestos.
La división en cinco capítulos que abarcan: Teoría del teatro; La escena Argentina: de Discépolo a Spregelburd; Teatro, Estado y Sociedad en Uruguay; Dramaturgia y puesta en escena en Uruguay y La voz de los creadores, propone una exposición que es clara y que explora la historia, el teatro como fenómeno social, la gestión cultural, los contenidos creativos y las ideas de los propios creadores. Entre la extensa lista de expositores se encuentran: Jorge Dubatti, Graciela Sapriza, Emilio Irigoyen, Daniel Vidal, Sergio Blanco, María Esther Burgueño, Carlos Liscano y Ricardo Prieto.
Desde diferentes miradas se aborda la escena contemporánea, para comprender sus transformaciones y la fuerte presencia del cuerpo y la imagen en su construcción. En ese acercamiento Gabriel Calderón, por ejemplo, expone sobre caos y vacío en la dramaturgia joven y Marianella Morena explica por qué la palabra está de duelo.
La prolífica actividad teatral exige un alto para poder digerirla. Este libro lo impone como actividad vital que no puede esperar y entrega a todo lector herramientas para alcanzar la propia reflexión. Mirza afirma en el prólogo: “Porque creemos que los discursos críticos, el ejercicio de la capacidad analítica, el registro de la actividad creadora de una sociedad y su elaboración en un espacio común son condiciones necesarias para el crecimiento de esa misma capacidad creadora, en una retroalimentación mutua.” Bajo esa premisa Teatro Rioplatense. Cuerpo, palabra, imagen es un libro impostergable para todo interesado en el teatro.
Roger Mirza (Ed), Teatro Rioplatense. Cuerpo, palabra, imagen.
Montevideo: Universidad de la República. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Teoría y Metodología Literarias, 2007
414 páginas

La escena bajo vigilancia. Teatro, dictadura y resistencia

El último libro de Roger Mirza, director del Departamento de Teoría Literaria de la Universidad de la República, fue presentado el 18 de diciembre en el Foyer del Teatro Solís. La presentación estuvo a cargo de María Esther Burgueño, Carlos Liscano, Marcelo Viñar y Emilio Irigoyen. Al finalizar las exposiciones fueron representadas escenas de Los cuentos del final de Carlos Manuel Varela y Sacco y Vanzetti de Roli y Vicenzoni, como ejemplo del teatro que se vivía en el período de la dictadura.

La escena bajo vigilancia. Teatro, dictadura y resistencia es una edición de Banda Oriental y reúne la investigación que Mirza realizó para su tesis de doctorado en la Universidad de Buenos Aires. El exhaustivo trabajo de investigación analiza el microsistema teatral de la resistencia en el período de 1973 a 1984. Mirza presenta en la introducción la guía de su estudio: “la hipótesis que se buscó verificar es que la actividad teatral logró crear –como el canto popular- un discurso alternativo frente al discurso del poder hegemónico durante la dictadura; un discurso que se expresaba sobretodo en el nivel espectacular, en el vivo intercambio comunitario de la representación, en un plano casi físico de conquista de un espacio, como resistencia frente al discurso del régimen autoritario(...)”
En un total de once capítulos se expone la teoría del teatro como arte y práctica social, la periodización y caracterización del sistema teatral en el período de dictadura, la formación del teatro militante en la década del 60 y el camino hacia el teatro de resistencia durante la dictadura, los efectos de la censura, y un análisis del espacio, los héroes y antihéroes como nuevos paradigmas. Como apéndice y como joya de sistematización de datos el libro presenta una cronología de estrenos teatrales en Montevideo de 1973 a 1984.
La publicación de este estudio significa un invalorable aporte a la historia del teatro nacional, así como un completo legado informativo para las próximas generaciones. Se edita en el marco de la futura creación de una Maestría en estudios teatrales en la Universidad de la República, gran paso en el atrasado sistema educativo del Uruguay.

Roger Mirza, La escena bajo vigilancia. Teatro, dictadura y resistencia.
Montevideo: Banda Oriental, 2007
377 páginas

30 de noviembre de 2007

Harold y Bety: Diálogos solitarios

“La vida es inherentemente absurda”
Albert Camus
Un naufragio obliga a Harold y a Bety a convivir durante años en el perímetro de una isla desierta. Del desconocimiento a la creación de un vínculo forzoso, somos testigos de la construcción de un espacio propio, a partir del espacio personal de cada personaje, en procura de la sobrevivencia física y mental. Verónica Perrotta y Pablo Albertoni crearon esta historia tragicómica y resultan ser, además, los mejores actores para interpretar los claroscuros de estos extravagantes seres.

La premisa del absurdo recorre todas las situaciones a las que los personajes son enfrentados, así el humor matiza el fuerte patetismo que define sus existencias. La elección de un círculo como escenografía sitúa a los personajes en un territorio limitado, del que serán únicos habitantes humanos, y en el que desarrollarán su conquista en el intento de una convivencia civilizadora. En la isla la contradicción conduce a lo absurdo y lo impregna todo: el lugar que los protege los aliena, la vida salvaje choca con el vestuario glamoroso al que acceden, el lastre de las correcciones sociales pugna con la liberación de sus propios instintos.

Desde una tabla raza inesperada, los personajes intentan dar sentido a sus existencias y a su nuevo mundo. La ventaja (y desventaja) del punto cero es que todo está por imaginarse. En la construcción del vínculo abundan los conflictos y la creación surge como mecanismo de defensa. El espacio de lo propio adquiere poco a poco sus rutinas, sus costumbres, y hasta un nuevo lenguaje a modo de desesperada necesidad de autoafirmación. Se establece una clara frontera entre el adentro y el afuera. Harold y Bety esperan y esperan a ese alguien desconocido que los venga a rescatar, pero con el tiempo ese agente externo será una presencia amenazante del lugar propio.

La construcción del texto desde el absurdo lo tiñe de una aparente nulidad, pero las que parecen dos vidas sinsentido sólo denuncian el sinsentido de su alrededor. Con diálogos inteligentes y situaciones delirantes Harold y Bety logra en escena equilibrar las tensiones opuestas de la tragicomedia. El director, Ramiro Perdomo, no pierde de vista esa premisa e impone la dureza de lo grotesco en la exaltación de los gestos, los movimientos corporales, los gritos (alaridos). Logra en escena cambios bruscos de atmósfera enfatizando una iluminación de tonalidades fuertes que acompaña los cambios abruptos del estado de ánimo de los personajes. A modo de experimento, como lo hiciera Beckett con Didi Y Gogo, nos queda el observar el correr del tiempo y la espera en estos entrañables personajes.

Texto: Verónica Perrotta y Pablo Albertoni
Dirección: Ramiro Perdomo

En Cartel, Miércoles 21:00 hs. Sala Atahualpa. Teatro El Galpón

19 de noviembre de 2007

Entrevista con Santiago Sanguinetti y Yamandú Fumero directores de Limbo

LA EXPERIMENTACIÓN EN LA BUSQUEDA DE LA PROPIA VOZ
Santiago Sanguinetti (22) y Yamandú Fumero (24) son los directores de Limbo, obra invitada por el Teatro El Galpón y ganadora del proyecto MEC 2007. Ambos cursan 4º año en la EMAD y forman parte del grupo Efímero Teatral Sapere Aude. Entretablas conversó con los autores sobre su primer obra en cartel, la dramaturgia joven y la búsqueda de espacios de expresión.
¿Cómo surge la idea de escribir Limbo?
Santiago Sanguinetti_ Nace a partir de poemas míos que escribí cuando tenía 18 años. A los 20 años quise empezar a escribir una obra de teatro y la única materia que tenía eran esos poemas que me habían marcado mucho.
El limbo es un espacio indefinido, cuestionado, que los propios católicos no saben si existe...¿por qué escenificar ese espacio?
Santiago_ Fue interesante enterarme después de escribir la obra que la propia Iglesia había suprimido el limbo, pero eso fue una casualidad posterior. La idea básica fue tomar al limbo como una metáfora del tiempo estancado y de la eternidad de un momento. Ese espacio busca ser una especie de alegoría de los tiempos que corren. Es decir, del poder de las imágenes y de todo lo efímero, que se asocian al concepto de posmodernidad. El estar siempre acribillado de imágenes no te deja tiempo de procesar nada y eso hace que muchos hablen del fin de la historia. Me interesó plasmar en el texto el poder del instante, el poder del momento. Eso lo quisimos llevar a una metáfora, no diría religiosa, pero con cierto contenido litúrgico. Limbo maneja sobretodo la idea de lo que nunca cambia, de lo que siempre es así. En el caso del hoy podemos decir que todo es presente, todo tiene las fuerza del ahora. Quisimos reflejar la profunda dificultad del cambio en el tiempo, la problemática que tenemos para llegar a un mañana que nos deje algo profundo.
En los diálogos de los personajes aparecen muchas preguntas de corte filosófico, grandes cuestiones que muchos estudiosos se han planteado y siguen sin respuestas ¿Eso responde a alguna formación fuera de la EMAD?
Santiago_ Ambos estudiamos literatura. Algunos compañeros del IPA que vieron la obra me dijeron que se nota que está escrita por un estudiante de literatura, por los distintos nexos que tiene con otras obras literarias. Por ejemplo hay menciones escondidas al Arcipreste de Hita del S. XIV en el parlamento de la muerte: “Muerte, muerta seas, muerta y malandante es un pasaje del Libro de Buen amor y tiene otras citas que son guiñadas para el que lo sepa descifrar. En ese sentido manejábamos en los ensayos la idea de un teórico que dice que una obra tiene que ser creada pensando en el espectador, para un ciego, para un sordo, para un niño y para Borges, como el hombre que se leyó todos los libros.
Yamandú_ Limbo es una obra muy literaria, con textos muy poéticos y el desafío para nosotros fue cómo teatralizarlo, cómo llevarlo a la acción. Hay escenas en que los textos son largos y muy poéticos y el desafío fue buscar un contraste para que fuera más teatral.
¿Cómo fue esa búsqueda en los ensayos?
Yamandú_ Fue en base a la experimentación. En eso tiene mucho que ver el rol de los actores. En nuestro caso también actuábamos y estábamos en dos planos. La obra fue surgiendo mediante juegos y cambios entre los dos, más que nada de la improvisación.
¿La idea de incluir a los dos músicos en la escena surge de esa experimentación?
Santiago_ No estaban pensados en el texto original, pero después de haber reflexionado vimos que la música le podía dar más entrada a aquella gente que le pudiera chocar un texto hermético por momentos. Creímos que los músicos podían ayudar a crear climas que el texto no sugería con facilidad.
Yamandú_Otra cosa que incluimos para tratar de contrastar con lo poético fue el humor. Buscamos algunos momentos de absurdo-comedia en los personajes de Pos e Ishta.
Me mencionaron que los personajes que interpretan ustedes, Pos e Ishta, fueron incluidos más tarde en la creación de la obra. Justamente cada vez que intervienen generan un quiebre notorio, introducen la duda y el humor ¿por qué un personaje narrador y otro que representa a la muerte?
Santiago_ Peter Brook en una escena del documental Brook por Brook mira a la cámara y dice: “uno de los momentos más interesantes en el cine es cuando el actor mira directamente a la cámara y no se explota y para mi es uno de los momentos más mágicos que hay.” En el teatro cuando un actor le habla al público también es uno de los momentos que me gustan mucho. Pos te cuenta una historia, pero te está diciendo que es teatro y que vas a compartir un momento y te lo dice mirándote a la cara.
Yamandú_ Eso diferencia al hecho teatral porque en el cine el momento ya está filmado, pero en el teatro es ese día, en ese momento y te estoy hablando a vos.
Santiago_ El personaje de Pos, el narrador, nace por un deseo de explorar eso y además por el temor de que quizás la historia no quedara tan clara. Hay parte del desarrollo que en la obra la escondemos constantemente, pero ayudamos a develarla con el programa al final, con esos recortes de diario en donde cada uno puede entender lo que quiera. El personaje del narrador tira líneas de interpretación como para que sea un poco más entendible. Reconozco que a veces puede ser un poco reiterativo con respecto a lo que pasa.
Con respecto al personaje de Ishta veo que las personas que viven en ese limbo se preguntan muchas cosas y no saben para dónde van, y aparece el personaje de la muerte que las trataría de conducir...
Santiago_ Y no sabe a cuál llevarse.
De alguna manera introduce una nueva duda...
Yamandú_ A su vez él tampoco es la muerte. En el texto se va descubriendo que es la historia de una familia y que todo es un juego. Los personajes están tan aburridos que juegan a que los vengan a buscar.
Santiago_ En la historia de fondo hay una familia formada por un padre y tres hermanos. Ellos mueren y quedan en ese lugar repitiendo esos primeros errores. Como la muerte no los ha venido a buscar juegan permanentemente. Las hermanas son las que hacen dudar a la muerte. La obra es ese juego. Por momentos no queda claro, y me gusta que no quede claro, que las dos hermanas y Pos son tres hermanos con otros nombres.
Entonces el hecho de dar el programa al final está predeterminado para que el público no llegue con esa información previa.
Santiago_ Sí, y tiene que ver además con el tiempo de la obra. Me gustan las obras que empiezan antes de ese apagón mágico. Que el personaje te espere antes de entrar es como la bienvenida al momento donde se va a compartir algo, y el entregar los programas al final es como que te llevás la obra un poco contigo, y la seguís reconstruyendo una vez que te vas.
¿Tuvieron alguna influencia del trabajo de otros dramaturgos al crearla y al llevarla a escena?
Santiago_ En esta obra específica no, pero la escribí siguiendo el consejo de un autor chileno que me encanta, Marco Antonio De la Parra, que en Cartas a un joven dramaturgo dice que todo dramaturgo tiene que experimentar hasta encontrar su propia voz. Yo creo que no volvería a escribir una obra como Limbo, de hecho he escrito otras que son bastante diferentes. Limbo no tiene una influencia directa de un autor dramático pero sí sigue ese consejo de tratar de encontrar la propia voz dramática.
¿Cómo surge la posibilidad de presentarla al proyecto del MEC?
Santiago_ Al principio íbamos a hacer la obra en el teatro del Mercado de los artesanos y lo clausuran por riesgo de cortocircuito. Después pensamos hacerla en el Mincho Bar y a poco tiempo de estrenar nos enteramos que en el Mincho no hay ninguna de las habilitaciones necesarias para hacerla. Luego la íbamos a hacer en el Espacio Cultural del Mercado de la Plaza Cagancha pero fue difícil de conseguir. Entonces Coco Rivero, nuestro profesor, nos dijo que iba a salir este proyecto para obras que ya estuvieran armadas y la presentamos. Ahora la estrenamos en la sala dos del Teatro El Galpón el 20 de octubre y va a estar hasta el 16 de diciembre.
¿Cómo han recibido las reacciones del público ?
Yamandú_Es una obra muy especial, o te gusta o la odias.
Santiago_ Tuvimos personas, en alguna función, que estaban en la primera fila y cuando Yamandú en una escena gritando dice: “¡Basta! Se acabó” y todo queda en silencio...se escucha que una señora dice: “qué manga de locos”. Y Yamandú sigue su parlamento y dice: ¡Basta se acabó!, otra vez, y la señora dice: “si, menos mal que se acabó”.
Yamandú_ Los silencios de la obra provocan cosas. En un momento de la obra hay un silencio largísimo, como de tres minutos, y escuchamos a una señora que decía: “Se incendia Rodolfo, hay velas, nos vamos a morir todos”.
Santiago_ Por otro lado, en la obra me pregunto y hablo sobre la vida, y luego pienso que le estoy hablando de qué es la vida a gente de 80 años y yo tengo 22.
Pero me parece que la obra más que explicarte qué es la vida te traslada la pregunta...
Yamandú_ Sí, creo que no está tan marcada, pienso que te dispara ideas.
Santiago- Me pasó con una profesora de francés con muchos conocimientos teóricos que me dijo que el texto tenía mucho de Sartre, y yo no lo leí para hacer esta obra. Creo que lo que uno escribe luego lo sobrepasa y queda la interpretación personal del que sabe más y la disfruta más.
Desde la generalización tan mencionada de teatro joven, donde las puestas por lo general son muy fragmentadas, me llama la atención que la suya apele a un plano fijo. ¿Cómo ven ustedes a ese teatro llamado joven, se sienten parte de un grupo?
Santiago_ Eso que mencionás sobre lo cambiante, nosotros lo quisimos reflejar sobretodo en el texto. Lo que hicimos diferente fue mostrarlo en el texto, donde hablamos permanentemente del clip, lo light, de que todo pasa sin dejar nada sólido y sin embargo, estamos fijos todo el tiempo ahí en escena.
Yamandú_ El texto es laberíntico. Se dice lo mismo pero por diferentes caminos todo el tiempo.
Santiago_ Yo no sé hasta qué punto conviene hablar en términos de teatro joven, quizás tenga que ver con la sensibilidad de cada uno. Yo jamás hubiera hecho Limbo un ritmo vertiginoso en escena porque tiene que ver con nuestra sensibilidad y con el tipo de historia que queríamos contar.
Yamandú_ Y lo hicimos escapando a lo impuesto por el teatro joven que es muy institucional. Te dan un espacio, pero no podés dedicarle tiempo. Estuve trabajando en esas condiciones y tenés que llegar, armar rápido tus cosas, terminás y te vas y entonces son otro tipo de obras, no te podés instalar. Limbo requiere tener tiempo para generar climas. En teatro joven tenés que hacer obras que montás y desmontás en quince minutos, te dan la sala pero hay facilidades que no te las dan.
Santiago_ Con esta obra en particular, no estamos siguiendo ese camino de lo dinámico, que para mi está buenísimo y me sirve para pensar en futuras experiencias. No sé hasta qué punto el público de este tiempo está preparado para silencios enormes como los de Limbo. En algún silencio hemos escuchado: “¡por favor!” Además al ser una propuesta de jóvenes tal vez la gente ya se acostumbró a un dinamismo propio de la época y esperaba ver eso.
Yamandú_ Los silencios de Limbo son para provocar al espectador y están bastante medidos. Quizás en otras obras de teatro joven se busca también provocar, que está bueno, pero a veces no explican por qué provocan. Se hacen puestas para provocar y se provoca de quince formas diferentes y eso bueno si es justificado, y si la obra lo amerita.
¿Van a seguir con otras obras, como una especie de compañía?
Santiago_ La idea es seguir, ya tenemos algunas obras en vista.
¿Estás en la escritura de otros textos?
Santiago_ Si, este año por suerte otra obra que se llama Esquizofrenia recibió una mención honorífica en el concurso de la IMM y también gané una mención honorífica en el premio anual de literatura y una mención de COFONTE con Fuga de ángeles, que es mi segunda obra, mucho más carnal que Limbo.
¿Cual es su percepción del teatro que se está haciendo ahora, no del teatro joven sino en general?
Yamandú_ Veo una obra buena cada tanto en cartel y otras con las que no comparto el estilo. Veo que el teatro nacional no está en su mejor momento. Proporcionalmente con tantas obras en cartel sólo una obra no es un buen resultado.
Santiago_ Yo pienso que este año Gatomaquia me partió la cabeza. Lo que hace Calderón también me llega.
Como jóvenes que recién empiezan ¿cómo perciben la generación de espacios de expresión?
Santiago_ Nosotros pasamos por muchas peripecias con Limbo para intentar estar en algún espacio, pero de todas formas pienso que cada vez hay más, al menos recibo noticias de espacios teatrales que se abrieron. En relación a la población hay mucha gente que hace teatro y muchos espacios y oferta. Esto que el MEC hizo con El Galpón y El Circular lo va a abrir a todos los teatros afiliados a FUTI (Federación Uruguaya de Teatros Independientes).
Yamandú_Está bueno que haya iniciativas nuevas y que tengan estos apoyos, porque sino se trunca ese impulso, y con el apoyo se va para adelante.
Santiago_Creo que hay algo en ebullición que está buscando un lugar y cuando algo está bueno eso también llama a los lugares.

Limbo: La resistencia de lo eterno

“Dudar sobre la vida es estar más vivo que nunca”
Grupo Efímero Teatral Sapere Aude
El limbo es un espacio y un tiempo, sin espacio y sin tiempo. Es el lugar de lo indefinido, lo que no está en ninguna parte, lo que vaga sin rumbo fijo, y es el tiempo que no pasa, que se repite infinitamente hasta convertirse en eterno. La obra dirigida por Santiago Sanguinetti y Yamandú Fumero nos sitúa frente a esa frontera vacía, en un plano que es fijo, que no evade la mirada sino que la concentra y que, siendo creación de dos artistas jóvenes, no apela en la puesta a lo fragmentario sino a lo permanente.
Dos personajes, Señorita Vodka y Señorita Margot, habitan en este espacio lúgubre donde las dudas y las preguntas existenciales abundan: ¿están vivas o están muertas? Aparentan vivir en una pena eterna, extraviadas, abandonadas, sin definición ni destino. El encontrarse en un no lugar no les permite definirse ni identificarse, por tanto se desconocen mutuamente.
Pararse desde el limbo para escribir un texto teatral parece ser un acto de rebeldía o, mera coincidencia. La existencia del limbo ha sido cuestionada por la propia Iglesia católica y su actual Papa Benedicto XVI. A su vez, escenificar el reino de lo inmóvil es una postura creativa que corre en contra de la actual era del zapping que invade casi el cien por ciento de los planteos estéticos del teatro joven. Coincidencia o no la puesta provoca al espectador desde su propio título.
En Limbo la escena se inunda de hojas secas que tornan el ambiente de un color ocre. Las tenues luces de unas pocas velas iluminan lo necesario y dejan asomar el peso de las penumbras. Una casa derruida es el signo de lo presente, de lo que vemos y seguiremos viendo constantemente como lastimoso tiempo actual. En ese presente se mezclan las angustias del tiempo pasado y también las que provoca un futuro que se espera, pero que nunca llega. Los personajes y los músicos que habitan en ese sitio lucen el tono de lo caduco y la pena eterna que los invade surge de los rostros y los sonidos que emiten.
Un diálogo entre Señorita Vodka y Señorita Margot se repite invariablemente en la búsqueda de un nuevo destino y de una explicación a sus existencias (o no existencias) Otros dos personajes, Pos (narrador) e Ishta (¿la muerte?), irrumpen en su rutina para encaminarlas quizás hacia otros rumbos más oscuros. Esos quiebres sólo generan más dudas. Entre los cuatro personajes se establece un gran juego de preguntas existenciales que parecen nunca encontrar respuesta.
Limbo recrea un tiempo y espacio alterno desde el que se cuestiona lo real. Con un texto, por momentos, excesivamente poético, provoca desde la propia escenificación del espacio, sin necesidad de más palabras. La obra, que es espectáculo invitado en el Teatro El Galpón, recibió una Mención Honorífica en el Concurso Literario Municipal 2006 y fue ganadora del Proyecto Mec Programa 2007.
Texto: Santiago Sanguinetti
Dirección: Yamandú Fumero, Santiago Sanguinetti
Teatro: Sala Dos Teatro El Galpón
En cartel sábados 21 hs y domingos 19:30 hasta el 16 de diciembre.

7 de noviembre de 2007

Tercer Coloquio Internacional de Teatro

Del viernes 9 al domingo 11 de noviembre se realizará el Tercer Coloquio Internacional de Teatro, organizado por el Dpto. de Teoría y Metodología Literarias de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Universidad de la República)

El viernes 9 de noviembre la sede será en la Facultad de Humanidades y el sábado y domingo en las salas Atahualpa y Cero del Teatro El Galpón. Participarán muchos visitantes internacionales, entre ellos, Ricardo Bartís y Jorge Dubatti.

La entrada es libre y las inscripciones son gratuitas. Pueden hacerse en el Institutode Letras de la Facultad (Magallanes 1577, o al tel. 402 80 53), de 9 a 12hasta mañana jueves, o enviando nombre, documento y filiación a coloquio3inscripciones@gmail.com

Para informarse sobre el programa completo se puede visitar la página www.fhuce.edu.uy/coloquioteatro3

4 de noviembre de 2007

Antes/Después: Las transformaciones del tiempo

Desde el 10 de agosto y hasta el 29 de setiembre la Compañía Complot presentó en el teatro Stella de Italia su obra Antes/Después (del alemán Roland Schimmelpfennig) celebrando los 30 años del grupo teatral La Gaviota. La intención explícita de la puesta fue enfrentarse al riesgo, palabra que para el grupo dirigido por Calderón e Inthamoussú, ya no es novedad. La elección del texto de este dramaturgo alemán a modo de homenaje respondió a una necesidad: representar el peso del tiempo que pasa.

El tiempo deja entrever sus sedimentos: en escena aparecen tópicos que ya son recurrentes en las obras de Complot. Por tanto, forman parte de una visión del mundo, de la representación, y de una ideología escénica que la compañía viene conformando con el trabajo de sus directores aún antes de su creación. La utilización de todo el espacio teatral como escena, donde los actores están repartidos por todas las esquinas del Stella cuando ingresa el público a sus butacas, quiebra las distancias, acerca y compromete. La puesta apela a un espectador activo, así lo vimos también en Morir, Protect Me y Las Nenas de Pepe. Lejos de ser una simple coincidencia es una elección estética y ética.

La inclusión de coreografías grupales, con el trabajo reconocible de Inthamoussú, marca la importancia que el grupo otorga a la presencia de lo corporal como forma de expresión. En este caso el cuerpo físico actúa como evidencia de los efectos del tiempo. Al inicio y al final, la presencia de Júver Salcedo interpretando a una mujer de más de setenta años que no enciende la luz para no ver las transformaciones de la vejez en su cuerpo, es la encarnación pura del tiempo que corre.

En la búsqueda de un espacio de representación múltiple los directores utilizan proyecciones audiovisuales, otro lenguaje también recurrente e imbricado en lo puramente teatral, quizás como influencia directa del cine y la televisión en la formación de la mirada autoral. En la exploración de ese mundo mediático como fuente y herramienta expresiva se plantea una visión fragmentaria de la realidad. Schimmelpfennig en su texto narra la historia de múltiples personajes que se encuentran en un mismo hotel, y presenta de forma consecutiva un total de 51 escenas breves sobre hechos que les ocurren. Algunos personajes aparecen en más de una oportunidad, pero la sucesión de diálogos y monólogos se recibe de forma caótica, a modo de zapping televisivo.

Del caos al vacío. Ese planteo escénico seguramente haya disparado de antemano el riesgo que Complot se propuso para esta obra. Se da, además, un claro vínculo entre la voz de este dramaturgo alemán y las ideas que Calderón ha querido transmitir en sus obras propias (Las buenas muertes, Mi muñequita, Uz El Pueblo): en todos los casos se habla de un desorden que se representa, que puede terminar en una sensación de vacío para el espectador.

Calderón disertó en el I Coloquio Nacional de Teatro acerca de este aparente vacío de contenidos en la dramaturgia joven: “El mundo de hoy nos bombardea con temas todo el tiempo, nuestro cerebro, o por lo menos el mío, sufre una ametralladora de temas que le es imposible retener. (...) Por eso creo, que esta generación hace más referencia a esa erosión, a una incapacidad de hablar profundamente de temas, o a una capacidad aparente de hablar profundamente de diez temas en diez minutos.”(1) En esa fragmentación temática y en la estructura caótica de representar las experiencias se construye un lenguaje autoral propio, una mirada del mundo y una concepción teatral que busca generar en el espectador una provocación. En ese camino sólo se espera que el riesgo y la provocación sigan siendo una visión propia, y que estos objetivos no caigan en facilismos o clichés que le hagan perder su esencia.

Lejos del aparente vacío que sobrevuela las historias de Antes/Después, como el título lo marca, lo que las conecta son las transformaciones que provoca el tiempo, en un antes y un después de enfrentarse a una decisión. Con el tiempo se generan los cambios y se construyen las trayectorias, ya sea en treinta o en dos años, o de un segundo al otro.

(1)Mirza, Roger (ed.), Teatro Rioplatense. Cuerpo, palabra, Imagen. Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad de la República, 2007. Pág.367

Texto:
Roland Schimmelpfennig

Dirección: Gabriel Calderón y Martín Inthamoussú

Teatro: Stella de Italia. En cartel hasta el 29 de setiembre.

15 de octubre de 2007

Segundo Festival Internacional de Teatro Unipersonal de Uruguay



Del 15 al 20 de octubre se realizará la segunda edición del Festival, todos los días desde las 20 horas en el teatro La Candela.



Lunes 15

Estela Medina realiza la presentación con un monólogo de la obra Las mil y una Noches de la Comedia Nacional. 20 hs

Martes 16

Según se cuenta (México) 20 hs.
La Barraquita (Uruguay) 22 hs.

Miércoles 17
La Cumbia de Acá (España) 20 hs.
Cuentos Eróticos (Costa Rica) 22 hs.

Jueves 18
Las Viajeras (República Dominicana) 20 hs.
El niño de la lluvia (Chile) 22 hs.

Viernes 19
Escribe una obra para mí (Venezuela) 20 hs.
Un único mundo (Argentina) 22 hs.

Sábado 20
Il Primo Miracolo (Brasil) 20 hs.
Zapatos andaluces (Uruguay) 22 hs.

3 de octubre de 2007

Familia: Compañía consumible

El director Eduardo Cervieri adaptó para esta obra  el guión de la película del mismo nombre del cineasta Fernando León de Aranoa (Princesas, Los lunes al sol) Como puesta en escena interesa, por sobretodo, ver teatro dentro del teatro: una exploración de metalenguaje.
Al inicio varios personajes ingresan inconexos y hablan sobre detalles de su vida familiar (o no). Juntos, en lo próximo, conformarán la unidad social básica: la familia, centro de encuentros y desencuentros. Pronto se detecta -en la forma en que se comunican los personajes- que hay algo extraño. Es que la ficción que vemos y aceptamos de antemano es una ficción sobreentendida también en el universo de los propios personajes. Actores en la piel de actores que deben actuar de familia de un adinerado contratista. Bajo esa premisa las situaciones de humor afloran dentro de los parámetros forzados de unión fraternal. El espectador es cómplice del doble montaje teatral.
El texto explora la penosa soledad de un personaje cuya segura salvación es el consumo. Familia aborda con humor paródico los excesos de la era consumible, donde todo puede comprarse, incluso el cariño de una familia. El programa reproduce una feliz fotografía del grupo familiar en escena como paradoja de lo representado: todo lo que se consume se agota, es descartable. Una forma de aferrarse a esa pérdida es la fotografía como icono de lo permanente. La familia que se une en el marco de una foto, sonríe, ficciona, permanece.
Si bien el guión, en ocasiones, apela a facilismos para hacer reír, situaciones de “la vida misma” que siempre funcionan (como la mayoría de las historias filmadas por León de Aranoa), Cervieri encuentra en el texto el interés de representar esta idea en el teatro, que al ser autorreferencial vuelca su mirada sobre sí mismo. En este sentido reflexiona sobre el juego del doble rol: el actor que es personaje e individuo. En la vida social se asumen roles en respuesta a las circunstancias, en la familia cada uno ocupa un lugar asignado. Cervieri toma esa premisa y resalta en su puesta las confusiones y los conflictos internos de los personajes que buscan ser y actuar en consecuencia a ello.
Texto: Fernando León de Aranoa
Director: Eduardo Cervieri
Teatro: El Circular. En cartel hasta setiembre.

25 de septiembre de 2007

Margaritón en la EMAD

Del jueves 4 al sábado 6 de octubre se realizará un nuevo Margaritón organizado por la Escuela Municipal de Arte Dramático. El evento se realiza desde 1995 y tiene como objetivo generar un contacto mayor de la Escuela con el público en general, además de lograr un intercambio entre las diferentes artes. Este año el Margaritón será un homenaje a quien fuera docente de la EMAD la Dra. Nelly Goitiño.


Los espectáculos incluyen teatro, danza y música, de nivel profesional y estudiantil. Los alumnos presentan sus muestras y exámenes, y los egresados sus espectáculos en cartel. Las presentaciones serán en la EMAD, INJU y Ateneo. La entrada es gratuita.

Espectáculos del 4 al 6 de octubre:

Sara Sabah y acompañamiento

Música
Jueves 19:00 hs – EMAD

“El ladrillo”
ZAPATOS EN LA PUERTA - Danza
Jimena Márquez/ Andrea Torres, Mariana Schelotto
Juan Nebrilla.
Jueves 21:00 hs - EMAD

4:48 Psicosis” de Sarah Kane
Juan Tocci, Alejandra Cortazo
Jueves 20:00 hs - EMAD

Sopa Instantánea
Bernardo Trías - Teatro
Jueves 22:00 hs - EMAD

Banda MINOTAURO
Música
Jueves 18:00 hs – INJU

“Joven Edad”
Banda CARMEN SAN DIEGOMúsica
Jueves 20:00 hs – INJU

Banda DOÑA GRIPINAMúsica
Jueves 21:00 hs - INJU

Romeo y Julieta
4º año escuela 152 – Teatro
Victoria Marinari
Viernes 15:30 hs – ATENEO

La plaza y el cuarto” de Luciana Lagisquet
DIEZ Y LA NOVIA – Teatro
Luciana Lagisquet
Viernes 19:00 hs – EMAD
Por IAM

Un amor amarelo
Cía. aquí – allá – Danza
Amalia Herrera, Mariana Torres
Viernes 21:00 hs - EMAD


La Sueñera_territorio indómito
LA SUEÑERA - Danza/Teatro
Jorge Martínez / Verónica Lena Ana Penadés
Viernes 22:00 hs, EMAD

TEATRO: Fiesta Velatorio y Refugio
Cía CARLOS TERZAGHÍ – Supongo que teatro
Carlos Terzaghí
Viernes 22:00 hs – EMAD

Murga joven CERO BOLAMúsica
22:45 hs - EMAD

Suite de danzas de salón Montevideano
ARTE CRIOLLO - Malambo
Viernes 18:00 hs - INJU

Banda LA FULERAMúsica
Viernes 19:30 hs - INJU

Banda FIKA BOMMúsica
Viernes 21:00 hs - INJU

MESA REDONDAHomenaje a Nelly Goitiño
Sábado 12:30 hs - EMAD

Él” (experimento), creación colectiva.
aya – él (TRAGEDIA NACIONAL). – Teatro.
Andrés Papaleo
Sábado 18:00 hs, EMAD
Por EMAD

Banda TANGO TRESLuis Apoteloz – Música
Sábado 19:30 hs – EMAD

La casa de Bernarda Alba” de F.G.L. ( 3º ACTO)
ICA - Teatro.
Addais Safons
Viernes 21:00 hs - EMAD
Por Instituto Cultural Arte

Limbo” de Santiago Sanguinetti
Efímero teatral sapere aude” – Teatro
Dirección colectiva
Sábado 22:00 hs – EMAD
Por EMAD

Cosas y casos del querer. Periplo y Perpetua
KRUOR TEATRO URBANO – Dúo de Clown´s
Sábado 14:30 hs - INJU

"La Espera Trágica " de Eduardo Pavlovsky
EAI- Teatro
Diana Bresque
Sábado 15:00 hs - INJU
Por Escuela de Actuación Integral

21 de septiembre de 2007

De Festivales

Sexto Festival de Teatro Mercosur

Del 28 de setiembre al 7 de octubre se realizará en Córdoba (Argentina) el Sexto Festival de Teatro Mercosur. Las obras serán presentadas en salas de la capital y el interior de Córdoba así como en sus calles y en espacios no convencionales.


El festival presenta un total de 17 puestas provenientes de Venezuela (Compañía Rajatabla y Teatro Nacional Juvenil de Venezuela), Chile (Compañía La Patogallina), Bolivia (Teatro de los Andes), México (Compañía Teatro de ciertos habitantes), Uruguay, Brasil (Compañía Grupo Oficina Multimedia y Compañía de Gerald Thomas), Ecuador, Francia (Compañía Adrien M), España (Compañía Provisional Danza), Italia (Compañía Pippo Delbono y Compañía Jolly Roger) y por supuesto, Argentina.


Destaca la presentación del “Proyecto Escena de Penitencias y Autopsias” del director Sergio Blanco (de quien viéramos Kiev con puesta de la Comedia Nacional hace unos meses). En la experiencia Blanco llamó a cinco dramaturgos cordobeses para crear textos sobre casos policiales locales. La puesta de los mismos se realizará en la cárcel y la morgue.



Segundo Festival Internacional de Teatro Unipersonal del Uruguay


Se realizará en Montevideo, del 15 al 20 de octubre, el Segundo Festival Internacional de Teatro Unipersonal del Uruguay (FITUU). Los grupos seleccionados por el jurado (Gabriel Calderón, Yamandú Marichal, Raquel Diana) para este año son:

1 - Venezuela: “Escribe una obra para mí
2 - Chile: “El niño de la lluvia
3 - España: “La cumbia de acá
4 - Costa Rica: “Cuentos Eróticos
5- República Dominicana “La viajera
6 - Argentina: “Un Único Mundo
7 - Uruguay: “La Barraquita” - Canelones
8 - México: “Según se cuenta
9 - Brasil: “Il Primo Mirácolo
10 - Uruguay: “Zapatos Andaluces” - Montevideo

19 de septiembre de 2007

El viento entre los álamos: La utopía como sostén

Los álamos no se presentan en la escena, son lejanos. Quizá se ubican a las espaldas del público, como una meta, una posible llegada que nunca llega. En esta obra escrita por el francés Gérald Sibleyras estos árboles se transforman en la esperanza de tres ancianos institucionalizados de alcanzar cierto retorno a tiempos pasados, más libres. No se ven, se imaginan pues representan una gran utopía: son el sostén de sus existencias en declive.

Los tres personajes centrales (Pepe Vázquez, Jorge Bolani y Julio Calcagno) son veteranos de guerra que llevan impregnadas las secuelas de aquella terrible experiencia. Sibleyras filtra entre lo trágico de estos recuerdos situaciones de comicidad inherentes a la propia condición de vejez, que lejos de alivianar las penas dejan entrever la pesada carga que persigue a los personajes. El humor matiza, sólo en parte, una sensación latente de desazón, un lastre que lleva la forma de un uniforme condecorado, un defecto al caminar o un desmayo recurrente que aleja oportunamente de este tiempo y espacio.

El punto de encuentro de los ancianos en la institución es un balcón desde el que observan y son observados, una especie de refugio personal donde paradójicamente están expuestos. La terraza, como nuevo frente de batalla, es la ubicación escénica única que representa su contacto con el mundo exterior. La mirada se dirige hacia el horizonte, pero perdida en la lejanía interpela, desde los personajes hacia el público.

El director, Mario Ferreira, introdujo en su puesta a las espaldas de los actores una pantalla en la que se proyecta un cielo azul y unas nubes que empujadas por el viento revelan el paso de un tiempo que es eterno: el de la espera. Ese viento resopla varias veces en el transcurrir de las escenas, quebrando y moderando la ansiedad por lo que vendrá. En ese manejo temporal el director escenifica con excelencia el tránsito por un camino trunco, que así como avanza, retrocede: el camino de la utopía, el de la espera.

La vejez como momento de espera en el que el tiempo de pensar supera el tiempo de actuar. Día a día los personajes imaginan, piensan en cómo crear un camino hacia otro lugar. En ese camino los álamos los rescatan de su depresión, de su rutina, los hacen olvidar de su enfermedad, de sus miedos. Los actores reafirman ese estado con un despliegue físico admirable, como en la escena de la cuerda que los ayudará a llegar a destino.

Sobre los recuerdos y los sueños El viento entre los álamos rescata el valor de las ilusiones. Ingeniosamente un perro de piedra que acompaña a los ancianos en una esquina del escenario simboliza esa utopía, en un juego ilusorio de movimiento que nos deja con la sensación del puede ser...


Texto: Gérald Sibleyras
Dirección: Mario Ferreira

En Cartel: Teatro del Notariado Jueves 21 hs

16 de septiembre de 2007

Gatomaquia: Con el teatro sobre los hombros

Llevando a primer plano la palabra Lope de Vega escribió en 1634 su poema satírico La Gatomaquia. Siguiendo las reglas de ese juego lingüístico propuesto por el poeta en forma de verso, hace ya cuatro siglos, el director Héctor Manuel Vidal realiza una adaptación teatral moderna en la que los recursos para transmitir y resaltar la palabra se adueñan de la escena.

En un campo teatral en el que últimamente se prioriza lo corporal, Vidal se interesa en esta obra por “lo contado”. Enfoca su puesta en lo sonoro del discurso y logra mantener el nivel de atención a lo largo de un texto que puede resultar, en un inicio, engorroso. El elenco (Cecilia Sánchez, Jimena Pérez, Diego Arbelo, Leandro Núñez) desborda talento interpretativo. Cada actor representa más de un personaje y en conjunto se ponen literalmente el teatro Victoria sobre los hombros: tocan los instrumentos que musicalizan la obra, cantan ópera y rap, bailan y además, manejan los elementos técnicos como la iluminación, la escenografía y la amplificación.

Inmersa en un humor paródico La Gatomaquia narra una historia de amor, celos y muerte protagonizada por un grupo de gatos: Zapaquilda (la gata), Marramaquiz (el novio de Zapaquilda) y el extranjero Micifuf. Pero La Gatomaquia dista de ser una simple historia de desengaños. Lope de Vega generó una distancia enunciativa al elegir animales como personajes para realizar una crítica directa a la palabra “culta” de su época, y en ese afán de crear una sátira irónica construyó versos que mezclan lo poético presuntuoso con el lenguaje banal y cotidiano.

Manuel Vidal rescata en Gatomaquia lo lúdico de este planteo y enfatiza el juego de máscaras. No hay disfraces reales, no hay maquillaje, los actores se tornan en gatos mediante su gestualidad, y así también se desdoblan en varios personajes. La máscara que significa encarnar esos gatos es ese fingir que el poeta portugués Fernando Pessoa plantea, en una frase que se encuentra citada en el hall del teatro: “El poeta es un fingidor, finge tan completamente que llega a fingir que es dolor el dolor que de veras siente”. Vidal dialoga mediante este intertexto con Pessoa y sus heterónimos, y genera un nexo con La Gatomaquia incluida en el libro Rimas humanas y divinas bajo la firma del licenciado Tomé de Burguillos, un heterónimo de Lope.

La puesta exalta lo paródico del texto original y lo actualiza, mediante una mezcla de lenguajes escénicos. El director entiende que la lírica de una silva medieval bien podría ser hoy en día la musicalidad de un rap, o que un pasaje amoroso puede ser representado como una escena de ópera. En esa apertura representativa, pocos elementos escénicos acompañan a los personajes. Un bastidor blanco, de fondo, vira como puzzle para ser un balcón o una pantalla cinematográfica en la que se proyecta la filmación del dictamen de un jurado.

Gatomaquia escapa a los facilismos: logra hacer reír mediante la difícil adaptación de versos antiguos, despliega un trabajo actoral de extremado rigor, viste su escenografía únicamente con un bastidor blanco. Una conjunción de interpretación y creatividad de quien lleva el teatro en el alma.

Texto: Lope de Vega
Dirección: Héctor Manuel Vidal

En cartel: Teatro Victoria, viernes y sábados 20:30, domingos 18:30

29 de julio de 2007

Playa Desierta: Señas de identidad


El universo Duras en su dos caras de representación/homenaje no pudo ser más exacto ni más sensible que el propuesto por Mariana Percovich en la sala UnderMovie. Marguerite Duras ejerció la escritura como herramienta para la construcción de una identidad. En sus textos varios tópicos recurrentes se relacionan para referir a esa individualidad: el amor, la escritura, la muerte, la soledad. Las historias resultan universales, pero la construcción, el estilo de la narración, se encarnan en un nombre. De la digestión cuidadosa de ese estilo se nutre Playa Desierta.
TRES. Número asociado con la divinidad, número impar que en este caso marca la presencia de un triángulo. Son tres los personajes: dos hombres de blanco, una mujer de rojo. El triángulo amoroso recorre la obra de Duras. En El Amante la niña protagonista es la hermana del medio, entre dos hermanos varones, conforma un triángulo con su amante y su hermano mayor. En el ambiente diplomático de India Song el triángulo amoroso vuelve a concretarse, así como en la historia del film Hiroshima Mon Amour de Alain Resnais. La mujer como centro, como bisagra, como desencadenante de la acción, ejerce la tensión entre los personajes, dialoga y genera conflictos dentro de la tríada. Tres actores que juegan con la palabra y con el cuerpo. La palabra durasiana con su peso y su puntuación dura: afirma e interroga. Con su medida justa genera estados emotivos de angustia, desesperación, desconcierto, deseo y felicidad, y deja lugar al silencio, tan importante como la expresión misma. El silencio, asociado normalmente a la ausencia, en este caso refuerza la presencia de los personajes, sobretodo del femenino que, utilizando pocas palabras, impone su ser desde su esencia.
FRAGMENTACIÓN. Varias historias en una. Muchas voces, tres juntas que se superponen, se confunden, son una y lo mismo. La puesta escapa a la categorización reductora. En una Playa Desierta no hay lugar para las categorías, en la obra de Duras tampoco. Percovich aplica a la perfección esa premisa en la creación de su espacio escénico: aquí tampoco hay orden rígido, no hay centralidad referida al orden clásico. Los actores recorren toda la escena, sin un delante y un detrás. A lo largo de la obra aprovechan todos los rincones posibles. La escena se divide y la mirada del público elige el foco de atención desde el que recepciona: el encuadre no se impone, es libre. Una iluminación cálida que contiene a los personajes pronto se vuelve fría, los arrincona y los expone, simulando una pantalla de cine. Percovich introduce en su dramaturgia técnicas cinematográficas, logrando una verdadera ductilidad de lenguajes presentes en las creaciones de Duras: texto-teatro-cine.
EL CUERPO. La danza aparece como expresión corporal de los estados sentimentales. Los movimientos propios de un arte marcial oriental transmiten equilibrio, sincronía, además de referir a los orígenes de la escritora, nacida en la Indochina francesa. En el transcurrir del discurso ese equilibrio de tres cuerpos que se balancean en armonía se quiebra abruptamente, y los actores corren por el escenario, se separan, escapan buscando refugio. La directora se vale de esos cuerpos para acceder a los estados, se concentra en ellos y utiliza mínimos objetos con los que se interrelacionan: abanicos y rosas rojas. Esos elementos, al igual que el sombrero rosado con una cinta negra que acompañaba a la protagonista de El Amante, encarnan una simbología del deseo que los aleja del simple fetichismo.
AMBIENTE. Un músico, Ariel Ameijenda, acompaña en vivo la representación. Su interpretación de variados instrumentos de cuerda y percusión genera una atmósfera íntima dentro de la diégesis. Inmersos en esa sonoridad, los personajes pasean por esa arena recorriendo una intimidad. El vestuario y la caligrafía oriental presente desde las escaleras de acceso a la sala, nos trasladan también hacia ese universo geográfico central en la conformación de la identidad representada. Percovich logra la comunión entre el lugar (espacio-origen) y la identidad del personaje que aprehende. Esa comunión es el universo Duras donde todo se transforma: así como una casa inundada en agua puede convertirse en playa, una sala teatral inundada de arena puede ser una playa desierta.
Texto y dirección: Mariana Percovich
Teatro: UnderMovie
En Cartel: Viernes y Sábados 21:00 - Domingo 20:00

Resiliencia: Cuando el cuerpo es lo único que nos queda

Un actor y su cuerpo; una sala pequeña, como una celda; un traje negro y una lámpara. En Resiliencia, de Marianella Morena, la austeridad de la escena logra una conmoción intensa: nada sobra, nada falta.
En la realización del monólogo la corporalidad de Armand Ugón dialoga con el cuerpo del ser humano torturado en El Furgón de los locos: dos intimidades se encuentran. En su adaptación del texto de Carlos Liscano la directora entiende que el cuerpo es la única pertenencia que le queda a un individuo para mantener su dignidad.
Bajo los efectos del claroscuro que provoca una lámpara en su rostro el protagonista cuenta, en un pasado que se vuelve presente en la escena, los matices de los sentimientos y las sensaciones que experimenta en la alienación de una cárcel durante el período de la dictadura. En el tono invariable y contenido de la expresión, una señal: la impotencia.
La directora toma como primer guía el respeto. No hiere, no revuelve, no se regodea en el morbo, pero tampoco olvida. En su puesta representa los efectos de la tortura física, psicológica y moral que, sin ser explícita, escapa inteligentemente de sus mismas herramientas.
La naturalidad de un actor que juega con su vestuario, que se saca y se pone, que cambia de lugar sus elementos, aliviana la tensión de las palabras y resalta el protagonismo de un cuerpo frágil, vulnerable. Cuerpo que fue receptor y que hoy es signo transmisor de un pasado que le impuso sus huellas. En ese transponer de prendas algo se oculta y a la vez se descubre, mientras el relato cuenta un secreto a voces.
La luz se apaga pero no detiene la acción. El sonido entrecortado de una voz nos explica el significado del trauma. La luz se enciende y provoca un shock, enceguece el rostro del actor y el de su público. Una luz dura de aparición violenta con la fuerza como para deformar las formas ya deformadas; pero no sólo eso, devela al imponerse que algo que late aún mantiene su capacidad de hacerlo.
Esta obra, premio Monólogos del Centro Cultural de España, es el resultado del diálogo comprometido con la creación de otro, con el dolor del otro. De esa capacidad es de la que habla Resiliencia: del expresarse como herramienta para comprender y superar hechos aberrantes.

Texto: Adaptación del libro El Furgón de los locos de Carlos Liscano
Dirección: Marianella Morena
Teatro: Sala Off Metro

Morir (o no): Cuestión de decisión


“(…)murió, simplemente, no importa de qué. Preguntar de qué ha muerto alguien es estúpido, con el tiempo se olvida la causa, sólo la palabra queda.”
José Saramago, Ensayo sobre la Ceguera.

La invitación es a ingresar a un círculo, a un ciclo del que todos formamos parte. Los actores aguardan sentados en las butacas al público con aparente indiferencia. Desdibujan en ese esperar, del otro lado, las fronteras teatrales convencionales. Los directores Gabriel Calderón y Martín Inthamoussú generan un primer quiebre que acerca, al incluir al espectador como parte del universo representado.
La propuesta suena extraña: se trata de observar la muerte, detenerse detalladamente en el momento abyecto en que una persona deja de respirar, entender las distintas formas y causas de morir. La muerte, tema doloroso y evasivo del que generalmente no se habla o no quiere hablarse, es lo que explora el dramaturgo Sergi Belbel en el texto de su obra Morir.
Varios focos de atención se alternan arriba y abajo en el escenario. Una estética de la fragmentación que presenta escenas aparentemente inconexas en tiempo y espacio, pero que transmiten, sin embargo, la continuidad inherente del proceso vital. Es el fluir de ese ciclo el que logran los directores a través de una puesta en escena coreográfica y musical.
Frente a los ojos muchas vidas, muchas futuras muertes. Tenues luces verdosas y frías, que acompañan a personajes maquillados en el mismo y fúnebre tono. La muerte como protagonista, centraliza las miradas entre la incomprensión y la soledad.
Como historia inicial un guionista de cine frustrado comenta a su esposa la idea que ha desarrollado luego de un año de trabajo bajo los efectos de la depresión. Mientras el hombre narra, la mujer corrige y no escucha las ideas, las censura, las modifica, las mata. El escritor, muerto desde hace un año por sus fracasos, es aniquilado nuevamente por la falta de comprensión de su pareja.
La familia y la incomunicación recorren la seguidilla de historias subsecuentes, como sustento de esas extinciones. La violencia de los vínculos y la inexistencia de otros, provocan la sensación de estar frente al inevitable camino hacia la muerte física de los protagonistas, hacia su dolorosa autodestrucción. En definitiva, muchas de las vidas representadas se asemejan a la misma muerte.
En esa invitación a observar el final de los otros, Calderón logra nuevamente, como en su anterior obra Las buenas muertes, hacernos sentir parte del show. La muerte sigue un rumbo circular que conecta historia con historia, principio con fin, en una lograda personificación fantasmal que flota latente y que espera una víctima débil para concretarse: amenaza pues puede actuar en cualquier momento.
Las adicciones se presentan como parte del ritual mortuorio. Aparecen en escena alcohólicos y drogadictos. Personajes que se empujan hacia su propia muerte, otros que la provocan a los demás (como los policías que atropellan al motociclista), intencional o accidentalmente. Muertes rápidas o lentas, esperadas o inesperadas, pero con iguales efectos para víctimas y victimarios.
Adicción, soledad, depresión, incomunicación, corrupción y violencia: todos tópicos conformantes de la mirada de Calderón. En Morir muerte y vida son dos extremos de un mismo camino que se entrelazan y, a veces, se confunden.
¿De qué lado del ciclo quedarse? Esta decisión es puesta en manos del público cuando el fluir de la obra toma circularidad y regresa hacia atrás, historia tras historia, para mostrarnos otro posible desenlace. Reiterando extractos enteros de diálogo, pero inteligentemente adaptados a una nueva situación, los personajes son salvados de su segura y penosa muerte y continúan con su segura y penosa vida. “Vivir (o no), Morir (o no)” expresa un personaje y su frase funciona como claro epílogo que deja la decisión en manos del público.
Texto: Sergi Belbel
Dirección: Gabriel Calderón / Martín Inthamoussú
Teatro: Circular
En cartel: Jueves y viernes 21 hs