Santiago Sanguinetti (22) y Yamandú Fumero (24) son los directores de Limbo, obra invitada por el Teatro El Galpón y ganadora del proyecto MEC 2007. Ambos cursan 4º año en la EMAD y forman parte del grupo Efímero Teatral Sapere Aude. Entretablas conversó con los autores sobre su primer obra en cartel, la dramaturgia joven y la búsqueda de espacios de expresión.
¿Cómo surge la idea de escribir Limbo?
Santiago Sanguinetti_ Nace a partir de poemas míos que escribí cuando tenía 18 años. A los 20 años quise empezar a escribir una obra de teatro y la única materia que tenía eran esos poemas que me habían marcado mucho.
El limbo es un espacio indefinido, cuestionado, que los propios católicos no saben si existe...¿por qué escenificar ese espacio?
Santiago_ Fue interesante enterarme después de escribir la obra que la propia Iglesia había suprimido el limbo, pero eso fue una casualidad posterior. La idea básica fue tomar al limbo como una metáfora del tiempo estancado y de la eternidad de un momento. Ese espacio busca ser una especie de alegoría de los tiempos que corren. Es decir, del poder de las imágenes y de todo lo efímero, que se asocian al concepto de posmodernidad. El estar siempre acribillado de imágenes no te deja tiempo de procesar nada y eso hace que muchos hablen del fin de la historia. Me interesó plasmar en el texto el poder del instante, el poder del momento. Eso lo quisimos llevar a una metáfora, no diría religiosa, pero con cierto contenido litúrgico. Limbo maneja sobretodo la idea de lo que nunca cambia, de lo que siempre es así. En el caso del hoy podemos decir que todo es presente, todo tiene las fuerza del ahora. Quisimos reflejar la profunda dificultad del cambio en el tiempo, la problemática que tenemos para llegar a un mañana que nos deje algo profundo.
En los diálogos de los personajes aparecen muchas preguntas de corte filosófico, grandes cuestiones que muchos estudiosos se han planteado y siguen sin respuestas ¿Eso responde a alguna formación fuera de la EMAD?
Santiago_ Ambos estudiamos literatura. Algunos compañeros del IPA que vieron la obra me dijeron que se nota que está escrita por un estudiante de literatura, por los distintos nexos que tiene con otras obras literarias. Por ejemplo hay menciones escondidas al Arcipreste de Hita del S. XIV en el parlamento de la muerte: “Muerte, muerta seas, muerta y malandante” es un pasaje del Libro de Buen amor y tiene otras citas que son guiñadas para el que lo sepa descifrar. En ese sentido manejábamos en los ensayos la idea de un teórico que dice que una obra tiene que ser creada pensando en el espectador, para un ciego, para un sordo, para un niño y para Borges, como el hombre que se leyó todos los libros.
Yamandú_ Limbo es una obra muy literaria, con textos muy poéticos y el desafío para nosotros fue cómo teatralizarlo, cómo llevarlo a la acción. Hay escenas en que los textos son largos y muy poéticos y el desafío fue buscar un contraste para que fuera más teatral.
¿Cómo fue esa búsqueda en los ensayos?
Yamandú_ Fue en base a la experimentación. En eso tiene mucho que ver el rol de los actores. En nuestro caso también actuábamos y estábamos en dos planos. La obra fue surgiendo mediante juegos y cambios entre los dos, más que nada de la improvisación.
¿La idea de incluir a los dos músicos en la escena surge de esa experimentación?
Santiago_ No estaban pensados en el texto original, pero después de haber reflexionado vimos que la música le podía dar más entrada a aquella gente que le pudiera chocar un texto hermético por momentos. Creímos que los músicos podían ayudar a crear climas que el texto no sugería con facilidad.
Yamandú_Otra cosa que incluimos para tratar de contrastar con lo poético fue el humor. Buscamos algunos momentos de absurdo-comedia en los personajes de Pos e Ishta.
Me mencionaron que los personajes que interpretan ustedes, Pos e Ishta, fueron incluidos más tarde en la creación de la obra. Justamente cada vez que intervienen generan un quiebre notorio, introducen la duda y el humor ¿por qué un personaje narrador y otro que representa a la muerte?
Santiago_ Peter Brook en una escena del documental Brook por Brook mira a la cámara y dice: “uno de los momentos más interesantes en el cine es cuando el actor mira directamente a la cámara y no se explota y para mi es uno de los momentos más mágicos que hay.” En el teatro cuando un actor le habla al público también es uno de los momentos que me gustan mucho. Pos te cuenta una historia, pero te está diciendo que es teatro y que vas a compartir un momento y te lo dice mirándote a la cara.
Yamandú_ Eso diferencia al hecho teatral porque en el cine el momento ya está filmado, pero en el teatro es ese día, en ese momento y te estoy hablando a vos.
Santiago_ El personaje de Pos, el narrador, nace por un deseo de explorar eso y además por el temor de que quizás la historia no quedara tan clara. Hay parte del desarrollo que en la obra la escondemos constantemente, pero ayudamos a develarla con el programa al final, con esos recortes de diario en donde cada uno puede entender lo que quiera. El personaje del narrador tira líneas de interpretación como para que sea un poco más entendible. Reconozco que a veces puede ser un poco reiterativo con respecto a lo que pasa.
Con respecto al personaje de Ishta veo que las personas que viven en ese limbo se preguntan muchas cosas y no saben para dónde van, y aparece el personaje de la muerte que las trataría de conducir...
Santiago_ Y no sabe a cuál llevarse.
De alguna manera introduce una nueva duda...
Yamandú_ A su vez él tampoco es la muerte. En el texto se va descubriendo que es la historia de una familia y que todo es un juego. Los personajes están tan aburridos que juegan a que los vengan a buscar.
Santiago_ En la historia de fondo hay una familia formada por un padre y tres hermanos. Ellos mueren y quedan en ese lugar repitiendo esos primeros errores. Como la muerte no los ha venido a buscar juegan permanentemente. Las hermanas son las que hacen dudar a la muerte. La obra es ese juego. Por momentos no queda claro, y me gusta que no quede claro, que las dos hermanas y Pos son tres hermanos con otros nombres.
Entonces el hecho de dar el programa al final está predeterminado para que el público no llegue con esa información previa.
Santiago_ Sí, y tiene que ver además con el tiempo de la obra. Me gustan las obras que empiezan antes de ese apagón mágico. Que el personaje te espere antes de entrar es como la bienvenida al momento donde se va a compartir algo, y el entregar los programas al final es como que te llevás la obra un poco contigo, y la seguís reconstruyendo una vez que te vas.
¿Tuvieron alguna influencia del trabajo de otros dramaturgos al crearla y al llevarla a escena?
Santiago_ En esta obra específica no, pero la escribí siguiendo el consejo de un autor chileno que me encanta, Marco Antonio De la Parra, que en Cartas a un joven dramaturgo dice que todo dramaturgo tiene que experimentar hasta encontrar su propia voz. Yo creo que no volvería a escribir una obra como Limbo, de hecho he escrito otras que son bastante diferentes. Limbo no tiene una influencia directa de un autor dramático pero sí sigue ese consejo de tratar de encontrar la propia voz dramática.
¿Cómo surge la posibilidad de presentarla al proyecto del MEC?
Santiago_ Al principio íbamos a hacer la obra en el teatro del Mercado de los artesanos y lo clausuran por riesgo de cortocircuito. Después pensamos hacerla en el Mincho Bar y a poco tiempo de estrenar nos enteramos que en el Mincho no hay ninguna de las habilitaciones necesarias para hacerla. Luego la íbamos a hacer en el Espacio Cultural del Mercado de la Plaza Cagancha pero fue difícil de conseguir. Entonces Coco Rivero, nuestro profesor, nos dijo que iba a salir este proyecto para obras que ya estuvieran armadas y la presentamos. Ahora la estrenamos en la sala dos del Teatro El Galpón el 20 de octubre y va a estar hasta el 16 de diciembre.
¿Cómo han recibido las reacciones del público ?
Yamandú_Es una obra muy especial, o te gusta o la odias.
Santiago_ Tuvimos personas, en alguna función, que estaban en la primera fila y cuando Yamandú en una escena gritando dice: “¡Basta! Se acabó” y todo queda en silencio...se escucha que una señora dice: “qué manga de locos”. Y Yamandú sigue su parlamento y dice: ¡Basta se acabó!, otra vez, y la señora dice: “si, menos mal que se acabó”.
Yamandú_ Los silencios de la obra provocan cosas. En un momento de la obra hay un silencio largísimo, como de tres minutos, y escuchamos a una señora que decía: “Se incendia Rodolfo, hay velas, nos vamos a morir todos”.
Santiago_ Por otro lado, en la obra me pregunto y hablo sobre la vida, y luego pienso que le estoy hablando de qué es la vida a gente de 80 años y yo tengo 22.
Pero me parece que la obra más que explicarte qué es la vida te traslada la pregunta...
Yamandú_ Sí, creo que no está tan marcada, pienso que te dispara ideas.
Santiago- Me pasó con una profesora de francés con muchos conocimientos teóricos que me dijo que el texto tenía mucho de Sartre, y yo no lo leí para hacer esta obra. Creo que lo que uno escribe luego lo sobrepasa y queda la interpretación personal del que sabe más y la disfruta más.
Desde la generalización tan mencionada de teatro joven, donde las puestas por lo general son muy fragmentadas, me llama la atención que la suya apele a un plano fijo. ¿Cómo ven ustedes a ese teatro llamado joven, se sienten parte de un grupo?
Santiago_ Eso que mencionás sobre lo cambiante, nosotros lo quisimos reflejar sobretodo en el texto. Lo que hicimos diferente fue mostrarlo en el texto, donde hablamos permanentemente del clip, lo light, de que todo pasa sin dejar nada sólido y sin embargo, estamos fijos todo el tiempo ahí en escena.
Yamandú_ El texto es laberíntico. Se dice lo mismo pero por diferentes caminos todo el tiempo.
Santiago_ Yo no sé hasta qué punto conviene hablar en términos de teatro joven, quizás tenga que ver con la sensibilidad de cada uno. Yo jamás hubiera hecho Limbo un ritmo vertiginoso en escena porque tiene que ver con nuestra sensibilidad y con el tipo de historia que queríamos contar.
Yamandú_ Y lo hicimos escapando a lo impuesto por el teatro joven que es muy institucional. Te dan un espacio, pero no podés dedicarle tiempo. Estuve trabajando en esas condiciones y tenés que llegar, armar rápido tus cosas, terminás y te vas y entonces son otro tipo de obras, no te podés instalar. Limbo requiere tener tiempo para generar climas. En teatro joven tenés que hacer obras que montás y desmontás en quince minutos, te dan la sala pero hay facilidades que no te las dan.
Santiago_ Con esta obra en particular, no estamos siguiendo ese camino de lo dinámico, que para mi está buenísimo y me sirve para pensar en futuras experiencias. No sé hasta qué punto el público de este tiempo está preparado para silencios enormes como los de Limbo. En algún silencio hemos escuchado: “¡por favor!” Además al ser una propuesta de jóvenes tal vez la gente ya se acostumbró a un dinamismo propio de la época y esperaba ver eso.
Yamandú_ Los silencios de Limbo son para provocar al espectador y están bastante medidos. Quizás en otras obras de teatro joven se busca también provocar, que está bueno, pero a veces no explican por qué provocan. Se hacen puestas para provocar y se provoca de quince formas diferentes y eso bueno si es justificado, y si la obra lo amerita.
¿Van a seguir con otras obras, como una especie de compañía?
Santiago_ La idea es seguir, ya tenemos algunas obras en vista.
¿Estás en la escritura de otros textos?
Santiago_ Si, este año por suerte otra obra que se llama Esquizofrenia recibió una mención honorífica en el concurso de la IMM y también gané una mención honorífica en el premio anual de literatura y una mención de COFONTE con Fuga de ángeles, que es mi segunda obra, mucho más carnal que Limbo.
¿Cual es su percepción del teatro que se está haciendo ahora, no del teatro joven sino en general?
Yamandú_ Veo una obra buena cada tanto en cartel y otras con las que no comparto el estilo. Veo que el teatro nacional no está en su mejor momento. Proporcionalmente con tantas obras en cartel sólo una obra no es un buen resultado.
Santiago_ Yo pienso que este año Gatomaquia me partió la cabeza. Lo que hace Calderón también me llega.
Como jóvenes que recién empiezan ¿cómo perciben la generación de espacios de expresión?
Santiago_ Nosotros pasamos por muchas peripecias con Limbo para intentar estar en algún espacio, pero de todas formas pienso que cada vez hay más, al menos recibo noticias de espacios teatrales que se abrieron. En relación a la población hay mucha gente que hace teatro y muchos espacios y oferta. Esto que el MEC hizo con El Galpón y El Circular lo va a abrir a todos los teatros afiliados a FUTI (Federación Uruguaya de Teatros Independientes).
Yamandú_Está bueno que haya iniciativas nuevas y que tengan estos apoyos, porque sino se trunca ese impulso, y con el apoyo se va para adelante.
Santiago_Creo que hay algo en ebullición que está buscando un lugar y cuando algo está bueno eso también llama a los lugares.
1 comentario:
hola
escribe gabriel calderon
no conocía la página y me encanto sigan adelante! y un abrazo a sanguinetti que es un grande
- el autor no el otro ex presi-
saludos
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