18 de diciembre de 2012

Bienvenido a casa





Acerca de un acontecimiento


El crítico y teórico argentino Jorge Dubatti define el teatro como un acontecimiento. En este 2012 -como todos los años- Montevideo tuvo cientos de estrenos con propuestas diversas e inabarcables. De todas ellas Bienvenido a casa, dirigida por Roberto Suárez fue el acontecimiento teatral del año. El boca a boca acercó a público habitual de teatro (que esperaba este estreno con ansiedad, como los niños esperan su regalo de cumpleaños) y también a muchos espectadores que, aunque no tan acostumbrados a asistir a una sala, salieron deslumbrados ante la entrega de aquel grupo de actores que dejaron alma y vida función a función. No es poco decir que ese mismo equipo levantó las paredes del teatro donde se realizó la puesta (la nueva sala del Teatro La Gringa, que siempre recordaremos por ser el lugar de estreno de Bienvenido a Casa) Ese poderoso sentimiento de apropiación se transmite al público desde un lugar de energía que no puede explicarse (ni quiere) teóricamente.

Las palabras sobran tal vez porque, como lo dice Dubatti, el teatro es acontecimiento, cultura viva y sin duda para el espectador de Bienvenido a casa primó la experiencia. Lo singular de esta propuesta fue el apostar a una convivencia durante dos días, el espectador se entregó y participó activamente del juego teatral propuesto. No sólo aceptó conscientemente compartir el aquí y ahora cuidadosamente creado por el equipo, adentrarse a ese universo otro, paralelo y alternativo, sensitivo y multiplicador; en muchos casos volvió a repetir la experiencia pues la explosión de expresiones y el rico ejercicio sensitivo de recepción que la obra planteó a su público hizo que valiera la pena volver a repetirse.

Puedo hablar muchísimo del trabajo del elenco, increíble en el logro de los estados emotivos y en la construcción de personajes complejos, sensibles y potentemente expresivos. Un elenco que agitó a la cartelera montevideana recordando que la fortaleza del teatro anida en su potencial vivo. Un elenco que movilizó sentimientos tan contradictorios como la risa y el llanto y que recordó que el teatro puede hacerte reflexionar mientras te entretiene. Todos ellos parados sobre una plataforma firme que fue el resto del equipo, sólido, unido, pasional. No es común ver el resultado de un trabajo con al menos dos años de ensayo. Eso habla de entrega, de profesionalismo y de pasión por lo que uno hace y esa combinación sólo puede resultar en una obra artísticamente comprometida y removedora.

No me canso de observar en detalle los afiches de Sebastián Santana y la coherencia estética y expresiva que mantienen con el proyecto, ni las fotos de Manuel Gianoni. Hay un trabajo estético y visual que complejiza al conjunto y no subestima al espectador. Desde el lugar de la recepción eso se agradece. La obra incluye a su público pues lo entiende parte necesaria para completarse. Y es que la vivencia en el teatro es al menos entre dos. “El teatro sabe” afirma el director y dramaturgo argentino Mauricio Kartun, el director Roberto Suárez y su grupo conocen sin duda ese saber y nos brindaron el acontecimiento teatral del año 2012.

Bienvenido a casa: Sebastián Barcia, Cecilia Bello, Luis Fernández, Francisco Garay, Manuel Gianoni, Ana González, Sergio Gorfain, Chiara Hourcade, Soledad Pelayo, Oscar Pernas, Mariano Prince, Mario Rodríguez, Nicolás Rodríguez, Sebastián Santana, Rafael Soliwoda, Gustavo Suárez, Inés Cruces, Roberto Suárez.

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