4 de noviembre de 2008

Más vale solo: En malas compañías

Un muñeco articulado de madera espera tumbado sobre una camilla mientras el público ingresa a la sala. Desde su condición de matera inerte representa la figura paterna de una familia, y será el articulador (y eje) de las relaciones que se disparan a partir de su enfermedad. La elección de un personaje central inanimado y, por tanto, ausente, plantea el tono irónico de un texto y una puesta que provocan tanto la compasión como la risa. Más vale solo es el primer texto escrito por el dramaturgo Gabriel Calderón. Fue estrenado en octubre de 2001 en Teatro Joven donde resultó ganador de uno de los tres primeros premios y obtuvo una mención a mejor dramaturgia.
El director Ramiro Perdomo trabaja sobre cada personaje para convertirlo en caricatura de sí mismo, desde la elección de su vestuario, el empleo del lenguaje y sus movimientos gestuales y corporales. En cada situación los contrapone a esa figura neutra y silenciosa sobre la que recaen las confesiones y las recriminaciones del resto de la familia. Una madre/suegra manipuladora e hipócrita, un hijo frustrado laboralmente, otro emocionalmente, una nuera que teje un triángulo amoroso, una hija distante que porta un secreto: Perdomo consigue crear en su lineamiento actoral los estereotipos de esta familia disfuncional, que en su accionar resultan perfectos representantes paródicos.
El director entiende la escena como un espacio total donde ningún detalle es independiente del resto. En el centro del escenario coloca una camilla de hospital, sólo atravesada perpendicularmente por dos sillas que se dan la espalda. Así, con pocos elementos, traza la dinámica de las relaciones familiares definidas por la incomunicación y la incomprensión, responsables del conflicto actual que los fuerza al reencuentro.
Un padre afectado por un ataque cardíaco es de quien se habla y a la vez no se habla. Por momentos su salud pasa a un segundo plano, dada la doble indiferencia de quienes lo rodean y de quienes lo asisten. Mientras la familia discute, inmersa en situaciones irrisorias, el cuerpo aparece tanto como desaparece, sin ser notado. También en los momentos en los que se encuentra solo, en manos de una enfermera, el ambiente se vuelve sombrío y onírico, mediante el uso de luces azules directas sobre el enfermo Allí el personaje adquiere cabalmente su condición de muñeco, de objeto manipulable. Desde ese centro inexpresivo los personajes entran y salen recorriendo senderos marcados que se cruzan pero nunca logran establecer el punto de encuentro. Los diálogos se entretejen manteniendo su dinámica a lo largo de la puesta, en la que subyace el espíritu del dicho que da nombre a la obra: “más vale solo, que mal acompañado
Ramiro Perdomo vuelve a dirigir un texto de autor nacional (Mi Muñequita, La Redención, Harold y Bety), y vuelve a trabajar junto a Calderón, a partir de un texto iniciático, puro. Desde un lugar donde se siente cómodo logra crear una puesta fresca y dinámica, que sostiene su humor irónico hasta el desenlace.

Texto: Gabriel Calderón
Dirección: Ramiro Perdomo
Asistente de dirección: Dahiana Méndez
Elenco: Alma Claudio, Gustavo Bianchi, Moré, Paola Venditto, Victoria Césperes, Silvana Magrini.
Teatro Circular. Sala 1: Viernes y sábados 21:30, domingos 19:30


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