Ramiro Pallares es actor, profesor de historia y comentarista de carnaval. Forma parte de la compañía de teatro La Carnicerì que está presentando su primera obra Mugre, de Gastón Borges, en la sala cero del Teatro El Galpón. Integra el elenco de Efecto Brecht (presentación final de la generación 2008 de la EMAD) dirigida por Fernando Toja que podrá verse con entrada libre en la Sala Verdi, el teatro Florencio Sánchez y la sala La Experimental de Malvín. Sobre sus ideas en torno al teatro y el carnaval, sus búsquedas actorales y su experiencia como analista de carnaval conversamos en esta entrevista.
¿Cómo fue tu acercamiento al mundo del teatro?
Desde niño mi madre me llevaba mucho al teatro. Empecé a hacer talleres de teatro en los clubs del barrio de forma lúdica. Cuando fui adolescente me conecté con Arteatro en dónde encontré una mezcla entre el carnaval y el teatro. Allí por el ‘98 se formó un grupo con el que nos presentamos a la Movida Joven. Vinculado a Arteatro estaba Alberto “Coco” Rivero que ese año salía en los humoristas Los Buby’s y comencé a tomar clases con él que fue quien me transmitió las ganas de hacer teatro de forma profesional. Al terminar el liceo estudié en el IPA profesorado de historia y dejé por cuatro años la actuación lo que me significó una crisis. Por el 2007 vi la versión de Gatomaquia dirigida por Héctor Manuel Vidal y me interesó el trabajo de aquellos actores que se expresaban desde un lugar de creación imponente. Allí me decidí a estudiar en la EMAD y creo que la escuela te define la vocación.
Formás parte de la compañía de teatro La Carnicerì ¿Cuándo surge y cuáles son los intereses escénicos del grupo?
Todos los integrantes somos parte de la misma generación de la EMAD. Pablo Musetti (que es el músico en escena en Mugre) nos propuso una idea para presentar en teatro joven que no se llevó a cabo. Después de esa reunión en la que participamos con Carolina Rebollosa, Gabriela Pérez, Pablo Musetti, Domingo Milesi y Gastón Borges, Carolina (que había leído el texto de Mugre) propuso que trabajáramos sobre él y nos dividimos los roles. Luego convocamos a tres compañeras de diseño que son de nuestra generación y trabajaron en el vestuario, la escenografía y la iluminación. Encontramos que todos teníamos muchas ganas de trabajar y había gran afinidad entre nosotros. La meta era presentar Mugre en la Movida Joven en el Teatro El Galpón. En esta propuesta nos concentramos en el trabajo de actuación y eso fue valorado por el jurado ya que con Carolina recibimos una mención por nuestras interpretaciones.
¿Cuál fue el planteo actoral que se propusieron en la escenificación de Mugre?
Cuando leímos el texto surgió naturalmente quién iba a interpretar cada personaje, de hecho Gastón escribió el texto pensando en nosotros. Empezamos a trabajar primero en los personajes antes de entrar al texto. Aplicamos mucho lo que veníamos trabajando con la profesora Mariana Percovich en la EMAD en nuestra investigación con Mi pequeño mundo porno de Gabriel Calderón. Domingo Milesi, el director, aportó su visión desde su formación y trabajamos sobre el comportamiento de los personajes, sobre sus vínculos, les buscamos las fisuras, las rarezas a estos personajes borders, investigamos sobre su comportamiento en relación al vestuario, los objetos y al espacio. Domingo nos planteó desde el inicio la propuesta del espacio con la idea de trabajar con sillas. Propuso delimitar una especie de alfombra en torno a esas sillas y generar una dinámica espacial en esos monólogos que se iban cruzando y fragmentando. En las conversaciones de ensayos nació la idea de ir fragmentando y superponiendo los monólogos, de instalar el juego de disociar actor y personaje, que los distintos personajes hicieran de los otros estando todos en el mismo discurso. En esta búsqueda incidió el trabajo sobre la dramaturgia contemporánea que veníamos investigando en la EMAD. Mugre se fue creando en la conversación de los ensayos y luego se ordenó en nuestras cabezas. Después de presentarla en la Movida Joven la obra siguió creciendo. La presentamos en Casa Tristán del Colectivo teatral Plim Plim, luego la presentamos en MEC programa y la hicimos en Arteatro. Ahora está los martes en la sala cero de El Galpón y seguirá durante el mes de abril. Luego de aquellas primeras presentaciones la seguimos trabajando porque la obra está cargada de un contenido metafórico permanente que necesitaba un orden mayor, para que sea comprensible.
¿Están pensando en un próximo proyecto?
El año pasado comenzamos a trabajar sobre otro texto de Gastón Borges que se llama La Cantante para un próximo proyecto que dirigirá el propio Gastón. Nuestra idea es estrenar esta obra a fin de año y mantener el mismo equipo de Mugre.
En otra veta de tu profesión te dedicás a comentar espectáculos de carnaval en los medios ¿Cómo te vinculás con el carnaval?
Mi vínculo con el carnaval es lejano en el tiempo. Mi padre es comentarista de carnaval hace 40 años, estuvo preso en la dictadura por sus comentarios de los espectáculos y fue jurado. Hay una tradición familiar en torno al carnaval y siento que mi gusto por la actuación tiene una conexión con esta expresión. En mi adolescencia conocí a Coco Rivero, que es un artista que trabaja en los dos mundos, y allí surgió una separación; me dije: “quiero hacer teatro”. Siempre fui a ver carnaval y trabajé como periodista pero nunca quise formar parte de grupos de carnaval. Creo que teatro y carnaval son dos expresiones que van por caminos distintos. Comencé a comentar carnaval en la radio desde los 14 años. Trabajé en CX 36 y radio Sport. Fui jurado del Carnaval de las Promesas durante varios años. En 2005 participé de un programa radial que se llamaba Cuidado los cabezudos en Radio Centenario, con Álvaro Carballo, Ana Laura De Brito, Guzmán Ramos y Fabián Cardozo. En ese programa intentamos valorar el análisis de los espectáculos por encima de la competencia, es decir, no hablábamos ni del reglamento ni de los rubros.
¿Qué herramientas de tu formación actoral te sirvieron para tu desempeño como analista de espectáculos de carnaval en el programa Todo Carnaval de TV Cuidad?
Mi formación en la EMAD me dio herramientas para desarrollar el análisis, pero siempre traté de no confundir. Es decir, puedo tener herramientas para el análisis de la puesta en escena, de los estilos de interpretación, pero trato de controlar el conocimiento como actor porque el carnaval está en un código diferente, es un lenguaje que tal vez tienda a caer en el efectismo. Al opinar busco ser dúctil, comprender que hay códigos que son válidos para el carnaval y utilizar el bagaje actoral para reflexionar sobre las propuestas para dirigirme a espectadores que tal vez no sean tan carnavaleros. Es difícil analizar en un ámbito como el carnaval donde hay mucha resistencia a la opinión.
¿Cómo fue la repercusión de tu trabajo como analista?
Tuve repercusiones positivas del público y de los conjuntos. También escribí en el portal de El País digital y tuve buenas respuestas sobre todo cuando hacía análisis transversales como al preguntarme: “¿qué pasa con las murgas?”, es decir, cuando tomaba distancia y me preguntaba sobre las cuestiones que están normalizadas en el carnaval. Creo que es bueno extrañar lo habitual para generar opinión y me parece que eso es lo que intenté hacer a partir de mis herramientas del teatro, siempre buscando los por qué y el desarrollo del argumento. Al criticar espectáculos no me interesa el reglamento ni lo que debería hacerse en función del concurso. Hay cierto porcentaje del público que espera conocer los pronósticos de los comentaristas en relación a quién piensa que va a ganar, pero eso es una lotería. Más allá de estas predicciones lo que me interesa analizar es el discurso artístico que hay arriba del escenario.
¿Pensás que carnaval y teatro son lenguajes distintos o que se complementan?
El carnaval es un arte escénico y en ese sentido está dentro de un espectro que es cercano al teatro. Creo que se trabaja en niveles de profundidad muy distintos. En el carnaval, salvo excepciones, no se trabaja en profundidad. En general hay estructuras prefijadas de lo que se debe hacer: llega un texto y se trabaja buscando una forma efectiva de llevarlo a la escena. Cuando se observa más riesgo o búsqueda es cuando llega un director que monta una puesta en escena para generar a nivel visual algo fuerte. En ese ámbito la gente de teatro se ha desarrollado más en carnaval. Pienso que desde el teatro los profesionales que ha tenido más éxito en carnaval son los directores como Coco Rivero, Mariana Percovich, Trochón, Bednarik y Varela. Ellos tienen un lenguaje teatral y se instalan en carnaval para crear un impacto en el planteo escénico. Si hablamos de actores no son tantos los que han pasado al carnaval y se han quedado en este lenguaje con gran repercusión. Creo que el público prefiere a las figuras del carnaval que a los actores de teatro que pasan al carnaval.
¿Observás que exista una invasión o un traslado de un lenguaje al otro?
Cuando en carnaval se habla de la invasión de lo teatral hay mucho prejuicio. Y cuando se habla de lo carnavalero en el teatro también hay mucho prejuicio. Esos discursos que dicen que el teatro es una expresión afectada, impostada, aburrida y dramática y que el carnaval es “terraja”, no se sostienen porque se basan en prejuicios. Hay que separar los lugares donde el teatro ha incidido más en el carnaval. El carnaval tiene cinco categorías y creo que lo teatral no se ha adentrado en una de las categorías (porque ya de por sí tiene un formato de género teatral) que es la revista, que es un género que ha sido siempre desvalorado. Este año Krisis es una revista que se formó con gente que viene del teatro y que ha intentado una búsqueda. En la categoría de humoristas Los Buby´s introdujeron en sus espectáculos una mirada teatral, pero ya no existen más y los humoristas que están ahora son bien carnavaleros en sus propuestas. En parodismo existió un momento en el que se entró en un camino de teatralización pero que quedó en la nada y con los grupos actuales la categoría se ha quedado en el efectismo. Las categorías que han recibido un impacto mayor del lenguaje teatral son las comparsas y las murgas. El trabajo sobre las puestas en escena es más notorio en las comparsas, donde trabajan los directores que ya mencioné. Antes las presentaciones en el Teatro de Verano de las comparsas eran consideradas como un género menor porque su fuerte se asociaba al Desfile de Llamadas. Creo que se generó una revolución de la categoría a partir de que se convoca a personas de teatro para dirigir las puestas en escena, que han creado en los últimos años muy buenos espectáculos. En las murgas es diferente porque ya de por sí tienen un código más definido, una identidad más propia. La murga tiene un componente súper teatral. Si recordamos el origen del teatro con el coro en la comedia griega tienen mucha conexión. Hay una analogía de la comedia griega con la murga porque en aquellas comedias se hablaba de la realidad actual, de la política de la polis, sus discursos eran duros con el gobierno, el coro interactuaba con un personaje y hablaba de la actualidad como lo hace el salpicón de la murga. Cuando llegó gente del teatro a dirigir murgas hubo una reacción de pensar: “se está teatralizando el carnaval”. Pero creo que la murga es el campo más fértil para la teatralización y hoy en día no hay murga que escape a ello. Estos nuevos directores generan un espectáculo más global, le aportan otras capas al movimiento, la puesta, el vestuario y es en ese sentido que veo lo teatral incorporado a la murga, aunque siguen siendo lenguajes distintos y específicos. Como artes escénicas están en el mismo territorio y pienso que los cruces son muy válidos porque fertilizan cualquier terreno.
¿En el ámbito del teatro contemporáneo tenés algún referente en dramaturgia, dirección y actuación?
Es difícil mencionar únicos referentes, sobre todo en el campo de la actuación. Puedo nombrar algún autor y director como Maurcio Kartún y Ricardo Bartís que también se relacionan con un estilo de actuación que me interesa. De lo que he visto por aquí que me interesó fueron las obras del chileno Guillermo Calderón y la argentina Lola Arias. Me interesó su exploración en torno a lo verdadero, pienso que logran una verdad en la escena que aquí es difícil de encontrar. Esas búsquedas nos ha influenciado como grupo en La Carnicerì: el intentar, más allá del estilo elegido, encontrar la verdad en la escena.
Mugre
Dirección: Domingo Milesi
Dramaturgia: Gastón Borges
Elenco: Pablo Musetti, Ramiro Pallares, Gabriela Pérez y Carolina Rebollosa
Diseño de vestuario, escenografía y luces: Ana Chiara, Tatiana Keidanski, Paula Martell
Sala Cero, Teatro El Galpón, Martes de abril 21 hs.http://www.lacarniceri.blogspot.com/
Fotografías:
Mugre, Ana Chiara. Efecto Brecht (Madre Coraje), Alejandro Persichetti. Mi Pequeño Mundo Porno, Gustavo Castagnello.