18 de julio de 2010

Entrevista con María Dodera: Una nueva generación de actores se expresa



Guiados por las metodologías de trabajo de la dramaturgia del actor y la experiencia de la directora María Dodera, un grupo de 16 actores que cursan el 4º año de la IAM (Instituto de actuación de Montevideo), se adentran con sus personajes en el Último piso del hotel California. Una historia creada durante un proceso de reglas claras, gestada por las ideas iniciales de Dodera, enriquecida por la búsqueda creativa del grupo de actores y plasmada en el papel por el dramaturgo Santiago Sanguinetti. La escena los recibe en una puesta actoral con una fuerte postura generacional.

¿Qué aspectos del texto fueron los que te interesaron para explotar en la puesta?
En realidad el texto se fue creando. Al comienzo fueron ideas, imágenes que les trasmití al escritor y a un grupo de 16 actores de la misma generación y que ahora voy a transcribir de mis apuntes de pre-producción artística.
Luego vino el nombre de Santiago Sanguinetti como posible escritor, Último piso del hotel California se escribió en base a la técnica de la “dramaturgia del actor” que vengo desarrollando en mis últimos espectáculos. Para este proceso es fundamental seguir: ideas para una posible matriz lingüística a desarrollar, reglas que se fijan para un sistema de juegos de improvisaciones en base a la escritura automática, el trabajo con un escritor y un grupo de 16 actores.
El proceso consistió en dos encuentros de tres horas donde se hacían juegos con estas primeras ideas. Así algunos personajes que propuse al inicio luego fueron surgiendo. Marcamos reglas claras para los juegos escénicos, los 16 actores fueron fieles a esas reglas y se dispusieron a jugar y el escritor miraba su trabajo y escribía desde su rol.
De esos dos encuentros Sanguinetti elaboró lo que hoy es su texto y en febrero nos presentó sus primeras versiones que en marzo fue re-escribiendo hasta abordar una versión final.
Las primeras ideas que escribí en mi etapa de pre-producción fueron: Último piso del hotel California es un lugar para dar rienda suelta a nuestras fantasías y encontrarnos con mundos privados “de otro”… No deja de ser una aventura de nuestro mundo íntimo. Aborda una historia urbana; en una escritura de vestigio; con un perfil de personaje de transparencia y en su total levedad, lo cual se esconde a la mirada consciente.
Es una dramaturgia de ausencias, es una pieza que se escribe como quién corre el riesgo de desaparecer. El Último piso del hotel California es un lugar de tráfico, un lugar de compraventa de sentimientos y emociones, es un lugar de “encuentro un instante” la transferencia de un beso, con la suavidad de un beso de un ángel. También a lo lejos en el piso último se divisan un seres alados en busca de amor y de una mística nueva y desconocida. Una historia simple o no tanto, de personas que se encuentran en ese “lugar “o en ese “no lugar”. Es una fauna humana una alegoría de la psiquis, cuya función es clasificar cadáveres y tocar instrumentos para liberar espíritus. Es una historia con intensidad dramática.
Esto les trate de trasmitir a ese grupo de actores y al escritor. Luego, en un proceso alquímico, trocó en lo que es. Algunos personajes desaparecieron, otros cambiaron y otros surgieron de la imaginación del autor (que tenía la última palabra sobre la dramaturgia)
Entonces en el trabajo hacia la puesta mantuviste un intercambio fluido con el dramaturgo sobre aspectos del texto.
Santiago estuvo durante el proceso, me dio libertad total a la hora de la puesta en escena. Intervino en la escena junto al actor iluminando algunas situaciones. Fue un trabajo muy rico realmente.
¿Qué desafíos te planteó dirigir a este numeroso elenco de actores jóvenes?
Fue realmente un desafío: 16 actores, de los cuales 13 eran mujeres y 3 hombres, varias ideas para una matriz lingüística, un espacio maravilloso que me invitaba a una puesta en escena fascinante y un escritor, el cuál invité a compartir esta aventura, de la generación de mis actores.
En diciembre del 2009 todo estaba por hacerse, todo estaba por inventarse. Fue un ámbito de creación absoluta y de mucha pasión. Se trabajó en encuentros en base a ideas que amueblaban mi cabeza, basadas en la técnica de la dramaturgia del actor y del espacio. Y un montón de ganas de crear en un proceso alquímico.
Imaginé un hotel y las vidas privadas de 16 personajes que transitaban por esas habitaciones e imaginé un último piso donde esos mismos personajes se volvían alados y se confundían con la niebla y el viento. Y con el viento se diluían las transas mundanas, la urbe y todo quedaba en el misterio de las vidas, ya en otra dimensión.
Espacio Palermo es un escenario abierto que brinda libertad para el trabajo sobre el espacio ¿cuáles fueron tus decisiones sobre este espacio para lograr la dinámica entre las escenas? ¿Qué ventajas te aportó esa libertad que posee este escenario?
Cuando entré al espacio y con las primeras impresiones, tenía clara la disposición espacial y la utilización del mismo. El espacio me habló a primera vista. Tenía claro: las 8 habitaciones, la disposición de las mismas, las fugas centrales y la simultaneidad de escenas. Como también tenía claro el arriba, con la imagen de niebla, el viento y la desintegración de los seres. La libertad que tiene ese espacio me permitió pactar con él inmediatamente.
Este texto transmite claramente una postura generacional sobre el teatro ¿cómo fue tu vínculo con ese discurso y cómo lo trabajaste con el grupo de actores?
Realmente maravilloso, yo me enamoré del texto. Elegí a Santiago, quería que el autor que acompañara el proceso fuera de la misma generación de los actores. Tenía la intuición de que algo maravilloso iba a surgir.
Luego del planteo y el desarrollo la obra genera un quiebre de ritmo y tono muy marcado ¿Cómo surge en el proceso de la dramaturgia actoral la necesidad de instalar ese quiebre? ,¿cómo trabajaste esa transición con los actores?
Ese quiebre pertenece al texto espectacular, yo necesitaba un quiebre escénico. Una acción colectiva que superara el plano situacional, un “meta texto”. Me pareció que un módulo narrativo de lo situacional iba a ser un feliz pasaje al discurso final.
Ese quiebre surgió de la escena, de la puesta en marcha. Creo que es muy importante estar atenta a esas necesidades, es importante. Son como las primeras impresiones.
Necesitaba un cambio de tonalidad escénico entre lo que sucedía en las habitaciones y en lo que sucede en “el segundo piso” de ese mismo hotel. Necesitaba una transición en la tonalidad, en la presentación de esas vidas privadas mostradas en el hotel. Esos 16 personajes que transitaban por esas habitaciones, en el “último piso” esos mismos seres se volvían alados y se confundían con la niebla y el viento. Y con el viento se diluían las transas mundanas, la urbe y todo quedaba en el misterio de las vidas, ya en otra dimensión.
En esa atmósfera final la puesta se escapa de lo ficcional para adentrarse en un estilo más discursivo ¿Qué elementos enfatizaste para remarcar ese discurso generacional?
Este texto surge del inconsciente colectivo de una misma generación de actores y escritor. Le pedí al autor que el final fuera discursivo, a tono de confesión, de revelar las últimas verdades o palabras antes de desaparecer. Sentía que el final fueran palabras, palabras, palabras que dejen desnudos a esos seres… Descubiertos, hasta sus huesos.

Último piso del hotel California
Autor: Santiago Sanguinetti
Dirección: María Dodera
Elenco: Maite Gadea, Sofía Hernández, Verónica De Feo, Emiliana Nuñez, Germán Barreiro, María Noel Ríos, Lucía Senra, Gabriela Freire, Cecilia Cauteruccio, Piero Dáttole, Florencia Schiavone, Valentina Gedanke, Josefina Trías, Sofía Visca, Lucía Dotta y Matías Sanjurjo
Espacio Palermo. Viernes y sábados de julio 21 hs. Isla de Flores 1627 esq. Minas.
Link: http://ultimopisodelhotelcalifornia.blogspot.com