12 de diciembre de 2008

Marat Sade en el Vilardebó: De poetas y de locos

“Los verdaderos actores viven el instante y no hacen trampas. A la larga, su actuación se vuelve tan transparente que es la vida misma”(*)


La obra Marat-Sade en el Vilardebó es un proyecto desarrollado por la Cátedra Libre de Arte y Psicología (CLAP) de la Facultad de Psicología (UdelaR), impulsado por la Lic. Raquel Lubartowski. Es una adaptación del texto del escritor alemán Peter Weiss y forma parte de una propuesta interdisciplinaria de investigación que une al teatro, con el documental y la literatura. La puesta se presenta en el centro diurno del Hospital Vilardebó hasta el 14 de diciembre, viajará a Colonia donde se escenificará el 19 y 20 de diciembre y volverá a Montevideo en el mes de marzo.

El elenco, bajo la dirección de Andrés Caro Berta, interpreta a un grupo de pacientes psiquiátricos que montan una obra teatral, entre los que se conforma un coro. Los actores realizaron un arduo trabajo de investigación para llegar a sus papeles en la puesta final.

Conversamos sobre el proyecto, las exigencias en el trabajo actoral y las repercusiones de la obra con los actores Lucía Santos, Nino Márquez, Fernando Cardozo y María Laura García.

¿Cuál es su formación actoral y de qué forma se vinculan al proyecto Marat Sade en el Vilardebó?

Nino Márquez- Hace 6 años estudio teatro en forma independiente, y hace 4 años que pertenezco a la Compañía de Teatro Espontáneo de la Facultad de Psicología. Llegué a este proyecto por medio de Daniela Galuzzo (una de las actrices principales) Me gustó mucho el planteo de la obra en su trabajo sobre la desmanicomialización.
Lucía Santos- Este año estoy egresando del Instituto de actuación de Montevideo. Llegué al proyecto por intermedio de una profesora. Ya en la primera lectura del texto me interesó mucho el proyecto.
Fernando Cardozo_ Actualmente estudio psicología y además soy maestro. Me vinculé a la actuación el año pasado, cuando empecé a hacer un taller de teatro en la Facultad de Psicología. Uno de los profesores es Alejandro Cabo (que interpreta a Marat). En marzo de este año me contacté con la Compañía de Teatro Espontáneo de la Facultad y a partir de allí me vinculé al proyecto. Me interesó el texto, el abordaje de la locura, y el planteo de sacar las palabras que muchas veces quedan encerradas entre las paredes. Me resultó interesante sacar para afuera ese mundo bastante escondido que es el mundo de la locura. Comenzamos con visitas al Vilardebó y fue una experiencia muy fuerte, que me movilizó muchas cosas. A partir de ahí comenzamos a trabajar la locura con el mayor respeto y también con mucho miedo.
María Laura García_Vengo desarrollando el escenario desde los cinco años. Desde ahí descubro que soy investigadora de las emociones humanas, no actriz. Tengo formación en teatro, y llegué al proyecto a través de la Casa de Escritores del Uruguay. Me interesó el tema de analizar el arte y la psicología, porque la utilizo mucho en mis personajes. La psiquis juega un papel fundamental en la acción del hombre y en la concordancia entre gesto y acción. Hace tiempo que vengo trabajando con la automatización y la marginación, ya sea desde el teatro físico, desde la performance o desde el teatro criollo. Me interesó el tema de la desmanicomialización a través del arte. Salgo con mucha emoción luego de la función, y es una de las cosas que me hace sentir conforme. Lo vivo, me doy cuenta que el exceso de dolor es lo que produce la estigmatización en el ser, la marginación, la locura.

En su primer contacto con el texto de Weiss ¿qué fue lo que más los movilizó?

María Laura_ Me sentí sumamente identificada con el pueblo, con los que comen residuos de la calle. No porque lo haga literalmente. Hace un tiempo abandoné el trabajo de oficina y hace dos años trabajo mes a mes, con las necesidades básicas cubiertas, pero tengo hambre muchas veces. Desde ahí la locura que produce estar en esa situación, querer vivir de lo que uno ama pero dignamente y que se termine, de alguna manera, comiendo los residuos de los otros. El tratamiento al marginado, en ese sentido, tiene que ver con el tratamiento que toda la vida se le dio también al artista. Pienso que acá la gente que crea para la cultura como un bien patrimonial, queda relegada.
Fernando_ Lo que más me interesó fue el tema político. Y empezar a analizar el texto es ver lo que significó la Revolución Francesa y cómo, de alguna forma, las cosas que pasaban en ese momento hoy en día se siguen manteniendo. El tema del pueblo, más allá que eso se vivía en otro contexto, hoy se ve desde el consumo en un neoliberalismo. Es decir, muchas cosas del texto se siguen reivindicando. Es una obra muy actual y muestra los orígenes de lo que vivimos hoy.
Creo que no es una obra que hable de la desmanicomialización directamente, pero es un granito más para sacar el tema fuera de los muros del hospital psiquiátrico y que el espectador vea que los locos no piensan cosas tan distintas a las que pensamos todos.
Lucía_ En mi primera lectura del texto, donde no comprendí todo lo que se decía, lo que más me interesó fue el contenido político. Me interesó el vínculo con la psicología y la idea de abrir las puertas a la locura. Una parte de los marginados son los locos que son colocados en un lugar para contenerlos, porque el mundo tiene que seguir.
Nino- Lo que me movilizó del texto es que dice cosas que no siempre se expresan, y esto se puede hacer a través del arte. Mediante el arte se van rompiendo barreras y se puede hablar de otros temas que en la vida cotidiana son tabú.

¿Cómo comenzó el proceso creativo de la puesta en escena?

Lucía_Para la creación de personajes y para acercarnos al Vilardebó, trabajamos con unos textos literarios que el año pasado formaron parte de un concurso en el que participaron internos y funcionarios del hospital. Eran brutales, y las reivindicaciones que ellos expresan son muy parecidas a las de la obra. La desmanicomialización se da a través del encuentro con una realidad que es más cercana a la que nosotros pensamos y más normal de la que esperamos. Nosotros tuvimos visitas con los internos, saben que hacemos funciones. Muchos internos han visto la obra y nos han devuelto que les hizo muy bien vernos. Ahora nos acostumbramos, pero la primera vez que fui al Vilardebó me fui con una gran tensión interna.

En ese vínculo que se creó con los internos ¿cómo hicieron para manejar sus emociones al crear cada uno de sus personajes?
María Laura_ Es que las personas que están internas no están tan lejos de lo que nosotros somos. La diferencia es que lo manifiestan de alguna manera. Algunas veces son patologías por falta de químicos, pero otras veces se piensa sólo en la medicación y a partir de ahí es que se va degradando más a las personas. Porque la motricidad no es la misma, su cuerpo y su psiquis cambian y entonces, después que salen de ahí, obviamente van a volver. Estuve hablando con un interno que había trabajado en una oficina mucho tiempo y decía “de poetas y locos todos tenemos un poco”, ellos son concientes de lo que viven.
Fernando_ Nosotros estábamos muy cerca y creo que lo difícil en la creación del personaje era no caer en la caricatura y en los prejuicios. Después de que tenés un contacto en la rutina cotidiana del Vilardebó hay ideas que te cambian, pero no quiere decir que no tengamos los prejuicios por haber encarado una obra de teatro, esos son construcciones sociales que hay sobre el tema de la locura y sobre el hospital psiquiátrico. Lo difícil es no caer en los prejuicios, y no encontrar un personaje que a su vez tenga una patología. Si están ahí adentro es porque la psicopatología define que su cuadro no es normal de acuerdo a un estándar.
Nino_ La construcción del personaje es un trabajo de animarse, de empezar a descubrir qué podría ser un loco que salga desde nosotros. Al principio tenés un poco de miedo y luego empezás a formarlo como cualquier personaje. Fue un trabajo actoral muy intenso.
Lucía_ Uno relaciona un poco lo que ve con lo que conoce y con lo que es. Con sus miedos, preguntándose qué componentes de la locura tiene uno. Entre nosotros se ven los distintos tipos de locura y eso es parte de trabajar en equipo, que uno se va distribuyendo roles. Si bien leímos esos cuentos como punto de partida, cada uno fue tomando aspectos particulares para crear, y se llegó a esa gama distinta de locura en los personajes. Luego cada uno también se fue identificando dentro de las patologías que tienen sus características de manifestación, y eso agregó cosas.
Fernando_ Nosotros trabajamos con manuales de psiquiatría después que, más o menos, habíamos encontrado los personajes. No para encasillarlos, pero para enriquecerlos. Mi personaje es un antisocial que de alguna forma disfruta con la violencia, es sádico, sexual y tiene mucho que ver con el tema de la obra. Es antisocial porque está quemado con la sociedad y es marginado porque piensa distinto y porque no respeta normas.
María Laura_ Yo ya venía con un lineamiento, porque soy ayudante de acompañante terapéutico y trabajo con personas con parálisis cerebral. Fui tomando gestos de diferentes patologías: la postura de las piernas de alguien, la mirada de otro, observé pacientes y adopté imágenes de ellos que me resultaban interesantes. En esa composición me surgió una dificultad para hablar. Mi personaje es la mezcla de varias anomalías, pero me asombró que cosas que surgieron espontáneamente (como el no poder hablar) posteriormente descubrí que se identificaban con patologías descritas en los manuales. Me parece que con todos los personajes sucede eso, cuando vos le empezás a mandar determinadas señales a la psiquis reiteradamente, después lo va haciendo mecánicamente sola.

¿Sobre la obra se ha hecho un trabajo documental?

Lucía_ El documental lo hizo Gabriela Guillermo. Se presentó en Punta del Este y en la Facultad de Psicología. Es un documental que constantemente se está reelaborando, porque se han agregado cosas luego del estreno.
Fernando_ El proyecto Marat Sade es mucho más amplio de lo que es la obra de teatro. Tiene otros aspectos, como el trabajo audiovisual y talleres literarios. Lo coordina Raquel Lubartowski.
Lucía_ Es un proyecto multidisciplinario dentro de las artes.
María Laura_ Retomando algo que habíamos dicho cuando hablamos del texto, la locura y el arte van de la mano. Por eso la Cátedra Libre de Arte y Psicología (CLAP) hace una obra de teatro, pero no solamente pide actores si no también a psicólogos. Fernando Cardozo, por ejemplo, tuvo un avance grandísimo y un trabajo muy bueno uniendo la psicología con el arte.

¿Cómo ha sido la devolución del público?

Nino_ La respuesta del público es muy buena y es fuerte. Las personas quedan conmovidas pero saben que lo que vieron les hace bien. La obra te hace reconocer algunas cosas que no querías ver. Hay gente que sale corriendo, y no porque no le guste la obra, sino que es el efecto que le provoca.
Lucía_ El impacto inicial del público es no saber muy bien lo que pasó, eso va digiriéndose después. El espectador te queda mirando y termina agotado.
Fernando_ La obra da mucha información y a veces algunas cosas se pierden en tanto contenido. Al terminar la obra la gente queda como con ganas de hablar o de preguntar algo y se quedan ahí. Eso lo vemos porque estamos muy cerca del público. Sería bueno generar un debate en otro ámbito.
María Laura_ Es muy subjetivo, hay quienes se aburren y hay a quienes les encanta, otros se ríen, otros no entienden todo. Muchos dicen que hay que verla más de una vez.

(*) Ariane Mnouchkine, El arte del Presente. Conversaciones con Fabienne Pascaud, Ediciones Trilce, Montevideo, 2007.


Texto: Peter Weiss
Dirección: Andrés Caro Berta
Elenco:Lorena Rochón, Daniela Galuzzo, Cecilia Gómez, Bruno Gea, Aejandr Cabo, Serrana Díaz, Lucía Santos, Inés Rocca, Florencia Prior, Gorgina Pagola, Emilia de León,María Laura García, Natalia Ramos, Fernando Cardozo, Nino Márquez.
Lugar: Hospital Vilardebó. Sábados y domingos 20 hs, hasta el 14 de diciembre.