
El teatro del Abasto es el ámbito perfecto para recrear una especie de galpón en el que se distinguen tres tranqueras, y por delante, en un primer plano, una canilla y agua que

Varios pilares arraigados afloran en los discursos. La herencia como “el deber ser”, la herencia como carga maldita se despliega en los recuerdos de infancia de estos tres personajes que en su desesperación por entenderse recurren a la memoria. En un diálogo frontal, siempre de cara al público, estos seres se exponen e indagan en los resquicios de esa memoria, por momentos, no tan clara. La despliegan a modo de narración recurrente en su afán por comprender esos, a veces, “absurdos” mandatos.
Entre hombres establecerse como autoridad es ley. Sin perder de vista ese funcionamiento Minnino logra entre los tres actores una dinámica en la que siempre, una de las voces, guía y establece las reglas que organizan la escena. Esa voz indica el “deber ser” de cada personaje en cada momento, y castiga si alguno se sale de lo previsto. Una campana organiza las posiciones y las actitudes de cada rol de acuerdo a la regla elegida (de modo similar a las propuestas establecidas en las puestas de teatro improvisado) Así, un personaje pasa a ser aquel niño débil con los dientes rotos y otro el hombre maduro a punto de sufrir un ataque cardíaco. Las flaquezas, de a poco, comienzan a aflorar. Un excelente trabajo de actuación en el que destaca la versatilidad de Lautaro Delgado, nos traslada a ese interior vulnerable, muchas veces desconocido u ocultado.
Las angustias, las dudas, los sentimientos encontrados van in crescendo. Los personajes van y vienen hacia esa canilla, se empapan, intentan lavarse los sentimientos de culpa, las emociones que no concuerdan con un varón hecho y derecho. La imagen degradada del cansancio mezclada con el agua, que los rescata a la vez que los aminora, es contundente.

El lote es la forma de separar a los animales según sus categorías para ponerlos en venta. Minnino vincula a sus tres personajes como el Lote 77 haciendo referencia a su generación. Una generación marcada muchas veces por la ausencia. La relación padre e hijo como línea transmisora de legado es truncada violentamente en uno de los personajes cuyo padre fue secuestrado durante su infancia. El miedo y la inseguridad atormentan al joven en ausencia de una imagen con qué identificarse. La puesta se convierte en el resultado de un excelente trabajo de investigación acerca de la propia identidad y de su representación que además, dignamente devela, en una sociedad donde “las apariencias” encubren a la realidad.
Esta ópera prima ha recibido diversos premios y menciones entre ellos el Premio Trinidad Guevara 2008, Florencio Sánchez 2008 a Marcelo Minnino como revelación y fue destacada en los Premios Teatro del Mundo en las áreas de dirección, dramaturgia, iluminación y escenografía.
Autor y director: Marcelo Minnino
Elenco: Andrés D’ Adamo, Lautaro Delgado, Rodrigo González Garillo.
Teatro del Abasto. Humahuaca 3549. Buenos Aires, Argentina.
Link: http://lote77web.blogspot.com/
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