2 de octubre de 2010

Entrevista con Verónica Mato: La escritura como torbellino

Verónica Mato es egresada de la EMAD. En 2009 estrenó con el grupo Paréntesis teatro Pátina, obra que escribió, dirigió junto a Fernando Scorsela y en la que también actuó siendo reconocida por la crítica como revelación. Con una mirada muy personal y fuertes convicciones en torno al teatro, desarrolla en paralelo su trabajo como actriz y dramaturga. Hace pocos días estrenó Los Muertos, dirigida por María Dodera, en la que actúa además de haber escrito sus propios monólogos. El 8 de octubre estrena su primer obra escrita Y si él se fue soñando contigo, en la que también actúa, en la Fundación Manuel Espínola Gómez. Este año fue seleccionada por Teatro por la Identidad de Argentina con su monólogo Escenas Costumbristas, que forma parte de Idéntico, un espectáculo dirigido por Daniel Veronese. Conversamos acerca de la escritura y sus métodos, sus influencias, su percepción de una generación de dramaturgos y la retroalimentación entre sus roles de actriz y dramaturga.



¿Cómo empezó tu interés en escribir para teatro?


Soy egresada de la Escuela Municipal de arte dramático (EMAD). La directora de la escuela en aquel momento, Mariana Percovich, siempre estaba presente en los ejercicios de expresión corporal que realizábamos y destacaba la importancia de la escritura en esos ejercicios. En tercer año María Azambuya desarrolla un ejercicio que se llama dramaturgia del actor en el que hay que elaborar un monólogo a partir de un autor. Con mi grupo trabajamos en torno a Borges. Ese fue mi primer ejercicio de escritura, la dramaturgia del actor implica un trabajo con el compañero, un proceso de ida y vuelta, de reelaboración. A partir de ese trabajo en la escuela es que surge mi obra Y si él se fue soñando contigo, que estreno el 8 de octubre en la Fundación Espínola Gómez.
Cuando terminé la EMAD fui al seminario que impartió Mauricio Kartun en el Solís y salí con ganas de escribir. Kartun transmite una energía, unas ganas de hacer. En la EMAD con Diana Veneciano estábamos trabajando con una monografía sobre el trabajo con los objetos. Investigamos sobre los materiales, especialmente sobre el efecto de la pátina. A partir de allí me cree un mundo de personajes en torno a la idea de la pátina. Había escrito algunas escenas cuando vi la película Por esos ojos de Virginia Martínez. Vinculé ideas y pensé que eso podía pasar en una vida, vi el concepto de la pátina como una acumulación de historias y de memoria en la vida de alguien. La pátina podía ser algo que uno adquiría con el tiempo y la memoria, y a su vez también podía ser algo impreso de una forma artificial. Me interesé por ese tema, empecé a investigar y escribir fue como el canal. Pátina fue mi primera obra estrenada, pero no la primera que escribí que fue Y si él se fue soñando contigo que nació desde el ejercicio del monólogo y es un texto que he estado trabajando por varios años. En su reelaboración trabajé la idea del manipulador. Esta obra surge de la lectura del cuento de Borges Las ruinas circulares que habla sobre la creación, sobre el ser un personaje creado, habla sobre la creación dándose cuenta de que se trata de una creación. Comencé a trabajar desde el punto de vista del ser creado, y elaboré desde imágenes esta idea del manipulador. Luego incorporé un actor para encarnar este personaje y a partir de allí la seguí escribiendo. La obra la dirige Susana Souto, quien actuó conmigo en Pátina.


En las dos obras cumplís el doble rol de actriz y dramaturga ¿los vivís como un continuum o los sentís como roles diferentes?

Los siento como roles distintos, incluso como actriz siempre critico a la dramaturga. Tal vez es porque siento que como actriz tengo más herramientas pues me formé para ello. Trato de disociarme, cuando escribí Pátina no la escribí pensando en que la iba a actuar. Incluso interpreto el rol del personaje A y tal vez mis características se acercan más al de B, que interpretó Susana Souto. Al ser el primer proyecto fue difícil, uno tiene miedos, fue importante llevarlo a cabo con gente querida.

¿Te sorprendieron las repercusiones y las distinciones de Pátina?

Me sorprendió. Pensaba que me iban a pegar. Nos habíamos presentado a varios fondos y no conseguimos ninguno. No éramos conocidos en el medio, la obra era emergente. La obra comenzó a interesarle al público aunque no le tenía miedo y también a la crítica que a veces es dura en su valoración de los escritores jóvenes.

¿Por qué pensabas que el texto no iba a ser entendido, por el punto de vista que tomaste para abordar el tema?

Mi temor no era que no fuera entendido, sino que le tenía miedo a los errores. No sentía miedo por la temática ni la forma de ser escrita. Tenía claro que no me interesaba hacer un panfleto, pero si me interesaba plantear una problemática que me parece importante. Mi padre es desaparecido, tuve una militancia en derechos humanos vinculada al grupo de hijos de desaparecidos, entonces esos temas no me son ajenos. Pero desde mi lugar artístico no abordé el tema porque tenía que hacerlo, hice una especie de link en un camino de escritura porque naturalmente son esas cosas las que me conmueven y me movilizan.

¿Pensás que el proceso de escritura es un proceso de búsqueda?

Es un proceso de búsqueda y de torrente, de torbellino. Me pasa que leo un libro, veo una imagen, una película y me siento a escribir sin parar, como torrente. Luego reviso. No tengo tiempo de escribir todos los días, tal vez eso sería más profesional, trabajo más guiada por ese torbellino.

¿Qué dramaturgos actuales te influyen?

Kartun es uno de los escritores que más me interesan. Yo tengo una dificultad para escribir sobre lo masculino. Como mujer me planteo cómo escribo un personaje masculino. Cuando leo a Kartun y sus obras me interesa su universo masculino, campechano. Cuando escribí Y si él se fue soñando contigo tuve esa dificultad y la plasmé. Me interesa también el trabajo de Heiner Müller y Berkoff. Me gustan los escritores que al leerlos me generan un mundo, que lo visualizo, lo siento, veo sus personajes y me conmuevo con eso. Dentro de los dramaturgos uruguayos siento que la nueva generación le debe a Gabriel Calderón el haber abierto una puerta. Más allá de si me gustan o no sus textos, es un referente porque creo que abrió un espacio para todos.

¿Pensás que existe un movimiento de dramaturgos jóvenes, que se pueden encasillar así como parte de una generación, o pensás que cada uno trabaja por su camino?

Vuelvo a Calderón. Creo que se abrió un espacio que demuestra que sí se puede. Pero si me siento como parte de un grupo… Te digo como ejemplo que Santiago Sanguinetti fue compañero de generación de la EMAD, pero somos totalmente distintos en nuestra manera de ver el mundo, no siento que soy del mismo lugar de él. Tengo otra edad, otras circunstancias. Creo que existe gente diversa, y se ve en la práctica el concepto de teatrero que viene desde Buenos Aires, gracias a Jorge Dubatti y sus estudios sobre la dramaturgia argentina. El teatrero como aquel que es actor, director y a su vez dramaturgo y que cumple las tareas al mismo tiempo, me siento más de ese modo. Lo que creo es que hay muchas personas, haciendo cosas diversas y eso le hace bien al teatro. No me siento dentro de la casilla de “joven dramaturgo”, quizás porque tengo 33 años, me siento por fuera de esa etiqueta. Uno de los problemas de Uruguay hoy en día es que la torta es muy chiquita y nadie la quiere compartir, me da lástima que suceda eso, el discurso que se arma en torno a la nueva dramaturgia no ve lo que sucede realmente y es que no existen los tira piedras. Yo escribo sobre lo que me moviliza. No escribo desde la posición de una joven rebelde que escribe porque el teatro que se hace no le gusta.

¿Cómo surge tu vínculo y tu participación con Teatro por la Identidad en Argentina?


Pátina se presentó en un concurso en 2009 de Teatro por la Identidad en Rosario. Fuimos seleccionados y este año hicieron una edición de los textos seleccionados. En 2010 al conmemorarse los diez años de Teatro por la Identidad hubo un concurso de micromonólogos. Fue un ejercicio dramatúrgico de escribir en 3000 caracteres un monólogo sobre la identidad. Los jurados fueron Mauricio Kartun, Daniel Veronese y Luis Rivera López. Los monólogos seleccionados formarían parte de un espectáculo dirigido por Veronese. Gané con mi micromonólogo Escenas costumbristas que es interpretado por Ana Garibaldi. El espectáculo llamado Idéntico forma parte de los festejos de los diez años, va todos los lunes en el Teatro Metropolitan con unos actores geniales. Veronese no maneja la espectacularidad, trabaja con actores y textos, la coordinación dramatúrgica es de Kartun. Los otros seleccionados son la mayoría argentinos, hay un texto también de Sandra Massera.

¿Te gusta más actuar que escribir?


Sí, me gusta más actuar, luego escribir y por último dirigir. Para mi dirigir es muy difícil. Implica mucha responsabilidad, mucha exposición. Al escribir estas sólo en tu casa y si la obra no te gusta no se la mostrás a nadie. Al actuar estás junto a tus compañeros, pero al dirigir tenés la responsabilidad de todo, sos madre del espectáculo y ser madre es una responsabilidad muy grande.

En la forma de escritura de Y si él se fue soñando contigo hay algo muy lúdico, incluso en su presentación gráfica ¿cómo pensás que esos juegos con las palabras desde el texto se pueden trasladar a la escena?

Eso está presente en las imágenes. Lo escribí así y pensé en trabajar con alguien vinculado a lo visual y lo pudiera tomar en algún sentido. Yo coloqué una línea negra en una escena y lo relacioné con el trabajo de Kubrick y pensé que quizás otro artista podría trabajar sobre ello. Son como códigos, tal vez en el momento no pensé en algo lúdico.



Y ahora que estás trabajando en la puesta, junto con un grupo que viene trabajando desde proyectos anteriores con Paréntesis teatro ¿sentís que ese código se retroalimenta?

Me parece que en la puesta nos falta trabajar con alguien vinculado a lo visual. Nos interesaba a todos por la evocación de las imágenes que el texto hace. Estamos tratando de trabajarlo con Fernando Scorsela que es escenógrafo, pero tiene formación además como diseñador industrial, en arquitectura, diseño gráfico y puede aportarnos en ese sentido.

Como actriz participás en Los Muertos dirigida por María Dodera ¿ Tenés algún otro proyecto para este año?

Además del trabajo en Los Muertos participo en Chaika de Mariana Percovich que fue seleccionada para ir al Festival Santiago a mil, también gané los Fondos Concursables para hacer un seminario de dramaturgia con Kartun, pero será el año que viene. Tal vez incursione en carnaval como actriz en la categoría lubolos. En Los Muertos el trabajo fue muy interesante porque todo lo que dice mi personaje lo escribí yo. María Dodera te da mucha libertad, confía en el artista y he tenido mucha suerte de trabajar con referentes como ella y Mariana Percovich. De mi lectura de Florencio Sánchez escribí un monólogo en torno a su figura, en ese proceso me quedé con aspectos de Sánchez que me permitieron escribir un texto sobre él. Sentí a Sánchez como un héroe en el contexto de un Uruguay que tiene la necesidad de crear o generar sus propios héroes. En el caso de Sánchez se lo toma así, pudo hacer su carrera de escritor en Argentina, país que le permitió desarrollarse. El Uruguay reivindica ciertos héroes que en realidad los toma, nunca había tenido conciencia de eso en torno a Sánchez.




Y si él se fue soñando contigo
Elenco: Adrián Prego y Verónica Mato
Texto: Verónica Mato
Dirección: Susana Souto
Fundación Manuel Espínola Gómez. Paraguay 1176.
Estreno 8 de octubre. Viernes y sábados 21 hs.
Parentesisteatro2010.blogspot.com

Los Muertos
Elenco: Susana Anselmi, Gonzalo Morales, Rosana Rey, Nicolás Suárez, Verónica Mato, Nadia Navarro, Adrián Prego, Sebastián Bentancourt, Andrés Moyano, Ignacio Aldabe y Salvador dos Santos
Texto: Florencio Sánchez
Dirección: María Dodera
Bar Paullier y Guaná. Domingo y lunes 19:30 - 21:30
http://www.losmuertos2010.blogspot.com/